Un estudio reciente revela que un consumo elevado de azúcar antes de los dos años, incluyendo la exposición al azúcar en la dieta de las madres durante el embarazo y la lactancia, incrementa notablemente el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 e hipertensión en la edad adulta. Esta investigación, que analizó datos de más de 60,000 personas en el Reino Unido, ofrece evidencias contundentes sobre los efectos perjudiciales del azúcar en la primera infancia.

Los primeros 1,000 días de vida, desde la concepción hasta los dos años de edad, son cruciales para la salud futura. Los expertos advierten que más del 70% de los alimentos destinados a bebés y niños pequeños contienen azúcares añadidos, a pesar de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la Asociación Americana del Corazón, que sugieren cero azúcares añadidos durante este periodo.

Este estudio se basa en el fin del racionamiento de azúcar en el Reino Unido en septiembre de 1953, lo que permitió a los investigadores comparar la salud de personas nacidas durante la racionamiento con aquellas concebidas en un entorno de mayor disponibilidad de azúcar. Las conclusiones son alarmantes: la probabilidad de que una persona de 60 años desarrolle diabetes aumenta en un 50% si fue concebida después de la abolición del racionamiento.

Lo que es aún más preocupante es que el riesgo de hipertensión también es notablemente mayor para aquellos que crecieron sin restricciones de azúcar, con un incremento del 26% en el diagnóstico de esta enfermedad a los 60 años.

La OMS, en sus guías alimentarias, subraya la necesidad de limitar el azúcar añadido en la dieta de los menores de dos años, y este estudio refuerza estas directrices. Los investigadores advierten que el consumo elevado de azúcar en la infancia puede programar la fisiología del organismo, predisponiendo a los individuos a problemas de salud como intolerancia a la glucosa y resistencia a la insulina en el futuro.

Además, se ha demostrado que el consumo excesivo de azúcar puede contribuir al aumento de la obesidad, lo que a su vez es otro gran factor de riesgo para desarrollar diabetes de tipo 2 y hipertensión.

Los autores de esta investigación, provenientes de universidades de prestigio como las de California y Chicago, destacan la urgencia de actuar, especialmente en regulaciones sobre alimentos dirigidos a la población infantil. A pesar de que esta investigación no abordó los efectos del consumo de azúcar más allá de los dos años, los expertos plantean que los beneficios de restringir el azúcar en la dieta infante son evidentes y requieren atención urgente.

La creciente evidencia sobre el papel del azúcar en la salud a largo plazo invita a los padres a estar más informados y a considerar seriamente las opciones alimenticias para sus hijos desde la infancia. La salud de nuestros niños y su futuro podría depender de ello.