En el año 2023, se registraron alarmantes 1.040 siniestros mortales en carretera, provocando la muerte de 1.154 personas. Además, otras 4.634 sufrieron heridas graves que exigieron hospitalización.

El Ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, enfatizó la gravedad de la situación: "La cifra de 1.154 muertos es inasumible, ni debemos ni podemos aceptar que la movilidad en carretera, que refleja la pujanza económica y social de nuestro país, tenga un precio tan elevado". Esta declaración ha resonado en la sociedad, ¿serán suficientes las medidas que se implementen para mejorar la seguridad vial?

Los siniestros con múltiples víctimas también han aumentado, con un total de 91 accidentes que resultaron en 205 fallecidos. Esto plantea la urgente necesidad de revisar las normativas sobre velocidad y control de tráfico.

Sin embargo, hay un aspecto positivo: la mortalidad entre los usuarios vulnerables (peatones y ciclistas) ha disminuido en un 3 por ciento, lo que se traduce en 15 vidas salvadas, gracias a la notable reducción de accidentes fatales involucrando a peatones, que ha caído en 18 casos.

El año pasado fue un hito significativo, ya que se registraron 28 días sin víctimas mortales en carretera, un avance que sugiere que las campañas de concienciación están dando resultados. Pero la lucha contra los accidentes no termina aquí.

De la misma manera, es impactante saber que el 27 por ciento de las personas que fallecieron en accidentes de turismo y furgonetas no utilizaban el cinturón de seguridad en el momento del siniestro. Esto nos recuerda la importancia de utilizar siempre los sistemas de seguridad al volante.

Con el aumento histórico en los desplazamientos por carretera, la seguridad vial se convierte en una prioridad. El 2024 podría ser el año decisivo para cambiar la percepción de que los accidentes son inevitables. ¡Es hora de actuar y adoptar comportamientos responsables en nuestras vías!