Carles Puigdemont, el líder de Junts per Catalunya, ha dado un portazo simbólico a Pedro Sánchez al anunciar este viernes la suspensión de "las negociaciones sectoriales" con el PSOE. En una declaración contundente, Puigdemont indicó que no hay más conversaciones previstas hasta que se convoque una reunión extraordinaria en Suiza con un verificador internacional, con el objetivo de evaluar el grado de cumplimiento del acuerdo que facilitó la investidura de Sánchez en noviembre de 2023. "Es vital entender la gravedad y seriedad de esta situación", enfatizó.

La declaración de Puigdemont se produce tras el aplazamiento de la tramitación de la cuestión de confianza contra Sánchez en la Mesa del Congreso, una decisión que consideró insuficiente. "La decisión ha sido no tomar ninguna decisión", criticó, subrayando la necesidad urgente de reconstruir la confianza entre ambas partes.

El expresidente catalán dejó claro que la posibilidad de un acuerdo para aprobar los presupuestos es prácticamente inviable. Aunque no entró en detalles sobre los temas que abarcan las "negociaciones sectoriales", advirtió que Junts no aceptará discusiones sobre presupuestos ni la validación de decretos aprobados por el Consejo de Ministros.

"Estamos en un punto final", advirtió Puigdemont mientras respondía a preguntas sobre posibles compromisos con el PSOE. Negó que desee una reunión directa con Sánchez, declarando que este encuentro no es esencial para avanzar en la situación actual.

Puigdemont también reconoció que esta decisión conlleva un alto coste político, especialmente en un momento en que él y el eurodiputado Toni Comín aún no se han beneficiado de la ley de amnistía incluida en los acuerdos de Bruselas. Sin embargo, reafirmó que su situación personal nunca ha influido en su agenda política.

El expresidente convocó a importantes figuras de su partido en Bruselas, como Miriam Nogueras y Jordi Turull, agradeciendo a todos su esfuerzo por acudir al exilio. Esta reacción se produce después del nuevo aplazamiento decidido por la Mesa del Congreso sobre la cuestión de confianza, lo que se percibe como un intento del Gobierno de ganar tiempo para reparar la dañada relación con Junts.

La ruptura parece inminente, ya que los socialistas han dejado claro que no aceptarán las demandas de Puigdemont. A lo largo de las últimas semanas, el expresidente ha alertado que cualquier bloqueo en la tramitación podría llevar al "colapso" total de la legislatura, identificando esto como un punto de no retorno en la colaboración con el Gobierno.

En un evento reciente en Barcelona, Jordi Turull advierte que el PSOE no gustará de las consecuencias que vendrán si se consolida este cisma. La estrategia de Junts pone en jaque la estabilidad del Gobierno y podría tener repercusiones significativas no solo a nivel autonómico, sino también en la política nacional.