Núria Espert, la gran actriz y directora española, continúa acumulando reconocimientos en su ilustre carrera. Antes del verano, fue galardonada con el Max de Honor y recibió el título de Doctora Honoris Causa de la prestigiosa Royal Central School of Speech and Drama de la Universidad de Londres. Este lunes, la Universidad de Barcelona también le otorgará este honor, y hoy ha sido premiada con el prestigioso Premio a toda una vida profesional de la Fundación Mapfre, que incluye una dotación de 40.000 euros y será entregado el 8 de octubre por la Reina Doña Sofía. A sus 89 años, Espert sigue activa en el teatro y está preparando el estreno en diciembre de 'Todos pájaros', una obra del talentoso autor libanés-canadiense Wajdi Mouawad. En una conversación con La Vanguardia, Espert comparte su amor por el arte dramático, afirmando que "el teatro es vida permanente".

Con una sonrisa, confiesa que está emocionada por los premios que ha recibido: "Estoy bien, un poco cansada, pero ilusionada. El premio me ha gustado muchísimo. Tengo ganas de estar ahí y vivirlo, especialmente porque me lo entrega una persona a la que respeto enormemente". La actriz revela que no se siente agobiada por la cantidad de reconocimientos: "Me gustan mucho. Cada vez que recibo un premio, me encuentro con personas maravillosas que vienen a verme y que quieren demostrar su cariño, y eso me alegra".

Desde su niñez, Espert se ha sentido inspirada por sus padres, quienes eran apasionados del teatro. "Mis padres amaban el teatro... mi padre era carpintero y mi madre trabajaba en una fábrica de telares. Yo apenas asistí a la escuela, así que cada oportunidad que tuve en la actuación me parece un regalo maravilloso". Comenzó recitando en los caus d'arts, donde los domingos las familias obreras se reunían para disfrutar de pequeñas representaciones teatrales.

A lo largo de sus 70 años de carrera, ha enfrentado momentos difíciles, especialmente durante el franquismo, cuando lograr producir una obra podía ser todo un desafío. "Era un tiempo peligroso; he dormido en casas de amigos para evitar problemas. Sin embargo, toda esa experiencia formó parte de un proceso de aprendizaje y crecimiento", reflexiona Espert.

Un momento crucial en su carrera ocurrió cuando, con tan solo 19 años, fue seleccionada para formar parte de una compañía que giraría por España con la obra Medea. Cuando la actriz principal se enfermó, Espert asumió el papel, lo que cambió su vida para siempre. "Esa fue la puerta que se abrió para mí en el teatro. Después vinieron los altibajos, pero siempre con la pasión de seguir adelante".

Entre sus papeles memorables, destaca el de "El rey Lear", que definió una etapa compleja y enriquecedora en su vida. También menciona su experiencia como directora de ópera en escenarios internacionales como Covent Garden, donde demostró su versatilidad y creatividad. Sin embargo, la constante necesidad de viajar también le pasó factura, llevándola a experimentar episodios de depresión de los que logró recuperarse con esfuerzo y apoyo.

"A pesar de todos los obstáculos y desafíos en mi carrera, siempre regreso al teatro, porque es allí donde me siento viva. El arte es un sello de amor y conexión con la humanidad que nunca dejaré de practicar", concluye Espert con una chispa de energía y agradecimiento por todo lo que ha vivido.