Mon Laferte, la icónica cantante chilena de 41 años, sigue desafiando los límites de la música y el arte contemporáneo. Con éxitos titánicos como 'Tu falta de querer', que cuenta con más de 600 millones de reproducciones, y 'Amárrame', en colaboración con Juanes, Laferte se ha posicionado como una de las voces más influyentes de Latinoamérica. Sin embargo, su ascenso a la fama mundial no se debe solo a su talento musical, sino también a su valentía para abordar temas controversiales y romper tabúes.

Uno de los momentos más impactantes de su carrera fue en 2019, cuando se presentó desnuda en la alfombra roja de los Latin Grammy para protestar contra la represión y la violencia en Chile. Su mensaje, escrito en su pecho: 'En Chile torturan, violan y matan', resonó profundamente en el corazón de muchos, convirtiéndola en un símbolo de resistencia y feminismo en la región.

Laferte provoca opiniones divididas, especialmente con su arte provocador. En sus conciertos, ha hecho apariciones sorprendentes, como salir al escenario con un hombre atado como si fuera un perro, una metáfora potente sobre el control y la dominación. Además, su reciente vídeo titulado 'Pornocracia' ha generado un aluvión de comentarios, ya que muestra a la artista disfrutando del sexo oral, un acto que destapa un debate crucial sobre la sexualidad femenina y sus representaciones en la cultura popular.

La cantautora reflexiona sobre estas reacciones y comenta: 'Probablemente, si esto lo hiciera un hombre no causaría controversia. Históricamente, la mujer ha sido cuestionada en las artes. A menudo se espera que seamos sumisas y silenciosas, como objetos decorativos. Cuando una mujer se niega a conformarse a esos estereotipos, el impacto en la sociedad puede ser fuerte, incluso provocando rechazo en algunos'.

A pesar de la incomodidad que su arte puede generar, Laferte afirma que esta conversación es necesaria y saludable. 'La diversidad y la sexualidad son parte de lo que somos. En 2024, las mujeres somos libres de disfrutar del placer sin ser juzgadas'. Sin embargo, deja claro que no busca ser considerada una portavoz del feminismo. 'No me siento como un ícono feminista, ni tengo esa responsabilidad. Simplemente soy una mujer, lidiando con la vida, la maternidad y los desafíos de la edad', explica.

La artista, quien también se enfrenta a las presiones de lucir 'perfecta' según los estándares sociales, comparte su visión sobre 'autopoiesis', un concepto que aprendió de Humberto Maturana y Francisco Varela, y que implica la capacidad de un organismo de sanarse a sí mismo. 'Todos podemos recrearnos y reinventarnos', menciona Laferte. Su último álbum, titulado 'Autopoiética', es un testimonio de este viaje personal y se complementa con una exposición en Santiago, donde presenta una experiencia multisensorial que invita a la reflexión sobre la libertad del ser.

En resumen, Mon Laferte es más que una cantante; es un símbolo de empoderamiento y una provocadora cultural que utiliza su plataforma para hacer ruido y desafiar a la sociedad. Su legado es una mezcla de música cautivadora y un fuerte mensaje sobre la libertad personal y la diversidad.