Mohammad Rasoulof: el cineasta iraní que desafía al régimen y arriesga su vida por el arte
2025-01-15
Autor: Laura
Mohammad Rasoulof, uno de los cineastas más reconocidos y valientes de Irán, se enfrenta a la persecución de su propio gobierno. Él tuvo solo dos horas para tomar una decisión crítica: ¿arriesgar su vida en la cárcel o elegir el exilio? Con una sentencia de ocho años, latigazos y la confiscación de sus bienes en el horizonte, Rasoulof recuerda aquel día fatídico. “Era una decisión que nunca imaginé tener que hacer”, confiesa el cineasta de 52 años, quien ha sido una de las voces más audaces en la crítica al régimen de los ayatolas.
La vida de Rasoulof ha estado marcada por una lucha constante contra el autoritarismo. Su condena surge de la “intención de cometer crímenes contra la seguridad del país”, un término ambiguo que ha sido utilizado para silenciar a los disidentes. Tras asegurar la salvaguarda de su familia, el director se despidió de su vida en Irán, dejando atrás sus plantas que consideraba su posesión más valiosa, y se dispuso a buscar la protección del exilio.
Este camino inesperado lo llevó a Alemania, país donde estudió cine en su juventud y donde vive su hija, la actriz Baran Rasoulof. Desde su llegada a Hamburgo, su carrera ha vuelto a cobrar fuerza. Su último filme, *La semilla de la higuera sagrada*, fue presentado en el Festival de Cine de Cannes, y ha estado en el circuito de festivales internacionales, incluyendo San Sebastián y Nueva York, donde ha cosechado premios y menciones destacadas.
Pero su valentía no se limita a su trabajo. A lo largo de los años, ha enfrentado arrestos y condiciones de vida extremadamente difíciles. En 2010 fue arrestado por intentar rodar una película sobre el Movimiento Verde y en 2021 enfrentó arresto domiciliario. Su situación no es única: comparte las prisiones con otros cineastas disidentes como Jafar Panahi. Ambos han creado lazos profundos, unidos por su pasión por el cine y su deseo de libertad.
*La semilla de la higuera sagrada* es un filme que desafía al estado represor, iniciando como un drama familiar, pero rápidamente se convierte en un relato que refleja la agitación social y política que enfrenta Irán. La historia sigue a una familia que experimenta la alegría y la tensión cuando el padre es ascendido en su trabajo. Sin embargo, la violencia y la opresión irrumpen en su hogar cuando una amiga de las hijas es brutalmente golpeada.
Rasoulof enfatiza que el sistema dictatorial no solo está en manos de los líderes, sino también en los mandos intermedios que perpetúan la represión. “La religión se utiliza como herramienta política”, señala, destacando el papel de sus películas en el combate contra este adoctrinamiento. Según él, las mujeres son las verdaderas protagonistas de la lucha por los derechos humanos en Irán. Actrices como Soheila Golestani, quien tuvo una breve estadía en prisión por un video de protesta, simbolizan este movimiento de resistencia.
A pesar de la amenaza constante, Rasoulof afirma que no permitirá que el miedo gobierne su arte. “Sigo creando porque sé que hay historias importantes que contar y que el pueblo iraní necesita escuchar”, dice con determinación. Con su aparición en la escena internacional, Rasoulof desafía no solo las expectativas sobre el cine iraní, sino también la voluntad de un gobierno que intenta silenciar a sus críticos.
Y ahora, ante un futuro incierto pero lleno de posibilidades, Rasoulof se mantiene firme. “Estoy dispuesto a seguir luchando desde donde me encuentre. Volveré a Irán, porque mi hogar es Irán y siempre lo será”, concluye el cineasta, dejando claro que su pasión por la libertad y su compromiso con el arte no cesarán.