El incendio en la iglesia del Silencio de Sevilla ha dejado a la comunidad conmocionada, pero también con un sentido de asombro y gratitud. Regla, la limpiadora del templo y la única residente en el lugar, fue crucial en la rápida respuesta al fuego. Al sonar la alarma, ella no dudó en alertar a los servicios de emergencia, quienes respondieron rápidamente con tres camiones y una ambulancia, además de vehículos de la Policía Nacional y Local, que acordonaron el área y cerraron el acceso al cercano centro comercial.

El humo negro que se alzaba y el olor a plástico quemado indicaban la seriedad del incidente. El incendio se originó cerca de una de las imágenes más veneradas de la ciudad, lo que provocó escenas de angustia entre los devotos que se congregaban afuera, ansiosos por saber el destino de la venerada talla.

Al principio, se pensó que el fuego podría haber sido provocado, especialmente tras la detención de un hombre inquieto en la zona. Sin embargo, los bomberos determinaron que el incendio se debía a una vela encendida que había causado el problema. Tras sofocar las llamas, los bomberos accedieron al interior del templo y utilizaron un extractor de humos ya que el hollín había comenzado a invadir la nave del Jesús Nazareno, que había sido recientemente restaurada.

Después de una evaluación inicial, se confirmó que no había daños estructurales significativos en el interior del templo, más allá de un posible ennegrecimiento en la bóveda restaurada. La noticia llegó como un alivio para la comunidad. Sin embargo, la fachada exterior sufrió daños considerables, con un pilar afectado y la puerta principal dañada, donde se encontraban obras de arte que ahora estaban calcinadas.

Los miembros de la hermandad llegaron a la escena con la esperanza de recibir buenas noticias. Al final, la talla de San Judas Tadeo, a pesar de haber estado expuesta al humo, se salvó milagrosamente. El secretario de la hermandad afirmó: «La talla ha sobrevivido gracias a Dios y a la protección de Jesús Nazareno y María Santísima de la Concepción».

Sin embargo, la imagen sufrió pérdidas significativas; su base ahora tenía una mano perdida y estaba completamente ennegrecida por el humo, lo que requerirá una restauración exhaustiva. Además, la cruz de guía primitiva de la hermandad de los Nazarenos, ubicada estratégicamente en la hornacina del santo, fue completamente consumida por las llamas.

El hecho ha llevado a la hermandad a emitir un comunicado donde agradece a todos los que colaboraron en la respuesta de emergencia y pide a los fieles que mantengan en sus oraciones la pronta restauración de lo que ha sido afectado, resaltando que el milagro de la supervivencia de San Judas es un recordatorio del poder de la fe en tiempos de crisis.