En un trágico giro de los eventos, Choi Sang-Mok, el nuevo presidente interino y primer ministro de Corea del Sur, enfrenta la más desafiante de las situaciones, con la devastadora pérdida de 179 vidas tras un accidente aéreo en uno de los aeropuertos del país. Este incidente se contabiliza como el peor accidente aéreo en suelo surcoreano, superando las tragedias pasadas, como el derribo del Boeing 747 de Korean Air en 1983 que cobró la vida de 269 personas.

Ante la magnitud de la tragedia, Choi ha ordenado una revisión inmediata del sistema de aviación comercial en el país. La aerolínea Jeju Air será objeto de una considerable investigación, ya que los informes revelan que el avión accidentado realizó un asombroso total de 13 vuelos en solo 48 horas. Este hecho ha alimentado las preocupaciones sobre la saturación en las operaciones de la aerolínea de bajo costo, generando desconfianza en el público.

Las repercusiones de este accidente han creado una ola de miedo que se manifiesta en la cancelación masiva de vuelos. Entre el domingo y el lunes, se estima que alrededor de 68,000 boletos fueron cancelados en vuelos nacionales e internacionales, de acuerdo a fuentes de la agencia AFP.

Un incidente adicional se produjo horas después del accidente, cuando otro avión de Jeju Air sufrió problemas con su tren de aterrizaje, lo que llevó a más de treinta pasajeros a renunciar a su vuelo. Esta sucesión de acontecimientos ha incrementado la sensación de inseguridad entre los viajeros, muchos de los cuales ahora se preguntan si volar es realmente seguro.

Las autoridades de aviación civil de Corea del Sur, a cargo de la supervisión de la seguridad aérea, tendrán que intensificar sus controles. Actualmente, el país tiene registradas once aerolíneas comerciales, de las cuales, cuatro operan rutas hacia España, incluyendo Korean Air y Asiana Airlines. Las inspecciones a los modelos Boeing 737-800 se convierten en una prioridad tras la reciente tragedia.

Este accidente no solo ha dejado una huella imborrable en la memoria colectiva de la nación, sino que también ha puesto de manifiesto la necesidad de una mayor regulación y supervisión en la industria de la aviación surcoreana. La situación es crítica, y se esperan cambios significativos mientras las investigaciones continúan y los organismos reguladores buscan asegurar que un accidente así no vuelva a repetirse. Mientras tanto, la creciente desconfianza, el miedo y la incertidumbre afectan a cientos de miles de viajeros, y muchos se preguntan: ¿es hora de reconsiderar el futuro de los vuelos en Corea del Sur?