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Marisa Paredes: Un Ícono de la Cultura de la Transición en España

2024-12-22

Autor: David

El 17 de diciembre, el mundo del cine y la cultura española perdió a una de sus figuras más emblemáticas: Marisa Paredes. En muchos de los obituarios, se recordaba su origen humilde, siendo conocida como 'la hija de la portera'. Esta historia de superación conecta con la narrativa clásica del esfuerzo y la perseverancia, pero Paredes también fue conocida por su compromiso político y social.

Con una carrera que abarcó más de veinte años en cine, teatro y televisión, su colaboración con Pedro Almodóvar marcó un punto de inflexión en su trayectoria. Películas como 'Tacones lejanos' y 'La flor de mi secreto' no solo la posicionaron como una de las actrices más queridas de España, sino que hicieron evidente que podía liderar grandes producciones tanto en su país como en el extranjero. En 2018, recibió el Goya de Honor, y en su carrera participó también en la aclamada 'La vida es bella' de Roberto Benigni, entre otras colaboraciones con cineastas de renombre como Guillermo del Toro y Raoul Ruiz.

Paredes brilló en una época de despolitización en la cultura española. Su presencia en los melodramas de Almodóvar la convirtió en una figura relevante, no solo en el cine, sino también como símbolo del orgullo LGTBIQ+. En sus interpretaciones, encarnaba la lucha por la visibilidad y el reconocimiento de las diversidades sexuales, convirtiéndose en un referente en una sociedad que comenzaba a abrirse en esa dirección.

Sin embargo, su legado es complejo. Aunque muchos de sus trabajos presentaban un España moderna y progresista, también reflejaban contradicciones sociales. En 'Tacones lejanos' y 'La flor de mi secreto', Paredes se movía en escenarios lujosos, pero sus historias a menudo tenían un trasfondo crítico que desafiaba la idea del progreso continuo en un contexto neoliberal.

Marisa Paredes también incursionó en proyectos cinematográficos menos convencionales, como 'La reina anónima', una comedia negra dirigida por Gonzalo Suárez. Este filme abordaba cuestiones feministas de manera que retaba las narrativas más tradicionales y melódicas que conocemos de Almodóvar. En este contexto, Paredes interpretó a un personaje que buscaba liberarse de un entorno opresivo, lo que refleja su capacidad de adoptar diversos roles y profundizar en temáticas de relevancia social.

Tan significativa fue su contribución al cine que en 2003, como presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, Paredes se convirtió en la voz protagonista de una memorable ceremonia de los Goya, marcada por su rechazo a la guerra en Iraq. Su discurso enfatizaba la importancia de la libertad de expresión, destacando que el verdadero temor debía estar centrado en la guerra, no en la oposición a ella. Desde ese día, la relación entre el cine y la política en España ha sido un terreno a menudo crítico y combativo.

A pesar de los retos que enfrentó, su legado sigue vivo: Marisa Paredes no solo fue una actriz excepcional, sino un espejo de las luchas sociales, culturales y políticas de su tiempo. Su vida y obra continúan inspirando a nuevas generaciones en busca de voz y representación en el mundo del arte.