Mapi León, una fuerza imparable en el fútbol femenino, se presentó con un claro mensaje a los aficionados del Atlético de Madrid en agosto de 2014: "Juego de lateral izquierdo aunque también puedo jugar de extremo. Me gusta mucho correr la banda, sumarme al ataque, centrar... Y de cabeza también suelo aportar". En ese momento, pocos podían prever el éxito monumental que la esperaba en su carrera, que la ha llevado a ser una de las mejores centrales del mundo tras triunfar con el FC Barcelona.

Durante su paso por el Atlético, Mapi no solo se destacó como una prometedora futbolista, sino que también obtuvo su primera Liga y una Copa, estableciendo así las bases de su brillante trayectoria. Su carrera comenzó en el Gran Vía, un equipo de fútbol sala, donde su impresionante habilidad llamó la atención del presidente del club, quien la fichó tras verla jugar de manera improvisada entre carritos de supermercado a la edad de 12 años.

Su camino al fútbol de élite se concretó con su fichaje por el Transportes Alcaine, hoy conocido como Zaragoza CFF, donde rápidamente fue ascendiendo a medida que demostraba su talento y dedicación a solo 16 años. Mapi hizo su debut en la Primera División contra el Barcelona, lo que marcó el inicio de una era llena de logros, incluyendo su llamada a la selección española a los 17 años, aunque actualmente se ha mantenido alejada por decisiones personales tras haber sido parte de la lucha de 'Las 15', grupo que aboga por mejores condiciones en el fútbol femenino.

El camino de Mapi tomó un giro crucial cuando se mudó a Madrid para unirse al Atlético, donde tuvo que enfrentarse a altibajos. Sin embargo, todo cambió al llegar Ángel Villacampa como entrenador, quien identificó su verdadero potencial. "A mí no me llenaba del todo como lateral. Es muy buena jugadora, pero no era su posición ideal", reflexionó Villacampa. Mapi, enfrentándose a momentos de frustración en el campo, llegó a llorar de impotencia en ciertas ocasiones debido a la presión competitiva.

Villacampa decidió ponerla como central en un partido contra la Real Sociedad. Aunque el debut tuvo sus desafíos, Mapi se aferró a su nuevo papel, exclamando que no quería ser retirada de esa posición: "No me quites, no me quites de ahí, que lo vamos a hacer y lo vamos a hacer bien". Esta afirmación no solo se convirtió en un mantra para ella, sino que también resultó en un cambio significativo en su carrera y en la defensa del equipo.

El cambio de posición fue criticado por algunos, pero trajo consigo el reconocimiento que Mapi se merecía. Villacampa la describió como la mejor central, destacando su ética de trabajo y su crecimiento en el campo. Gracias a este cambio, el Barcelona no tardó en lanzarse por su fichaje, algo revolucionario en ese entonces, resultando en el primer traspaso con una cláusula de 50.000 euros que sacudió el mercado del fútbol femenino.

El camino de Mapi no fue sencillo, ya que dejó atrás un Atlético que tenía un lugar especial en su corazón, enfrentando incluso problemas de salud durante las negociaciones para su fichaje al Barcelona. Ella misma confesó haber vivido un infierno en esas semanas complicadas, generando una gran presión por parte de su antiguo club, que no estaba dispuesto a dejarla ir fácilmente.

Sin embargo, fue su dedicación y resistencia lo que la llevó a convertirse en un pilar del fútbol femenino en España. Mapi ha cautivado a los aficionados no solo por su destreza en el campo, sino también por su autenticidad y vulnerabilidad fuera de él. Su historia no solo es un ejemplo de talento y éxito, sino también de solidaridad y lucha por ser reconocidas en un deporte que todavía enfrenta muchas adversidades. Hoy, con un contrato hasta 2026 con el Barcelona, Mapi León continúa dejando una huella indeleble en la historia del fútbol femenino.