En una inesperada revelación, Luis Enrique, actual entrenador del París Saint-Germain (PSG), afirmó este jueves que estaría dispuesto a renunciar a una parte significativa de su salario, hasta un 50% o incluso un 52%, solo para no tener que interactuar con los medios de comunicación.

"Si me dices que firme un papel y no vuelva a hablar con la prensa, y me quitas el 25 o hasta un 50 por ciento de mi salario, lo firmo", comentó el técnico español durante la rueda de prensa antes del partido de liga contra el Rennes que se llevará a cabo este viernes.

Luis Enrique ya había manifestado anteriormente su disposición a reducir su salario en un documental que se lanzará en los próximos días, donde se han compartido extractos que han captado la atención de los aficionados y críticos por igual.

Durante la conferencia, Luis Enrique explicó que, aunque disfruta de la conversación con los periodistas, "si pudiera evitarlo, lo haría". La razón detrás de esto es que los contratos que firman los entrenadores incluyen una cláusula que los obliga a hablar con la prensa, lo que complica su función.

"A mí me gusta hablar, nunca he acortado una conferencia de prensa. Me encanta y lo puedo hacer en varios idiomas, aunque sea mal", comentó con una sonrisa, aunque reconoció que aún no se siente totalmente cómodo respondiendo preguntas en francés.

Luis Enrique también expresó su frustración con las conferencias de prensa posteriores a los partidos, alegando que no tiene la "energía para aguantar determinadas cosas". Esta queja no es nueva, y se alinea con las preocupaciones que otros técnicos, como Pep Guardiola del Manchester City, han manifestado respecto a la creciente presión y sobrecarga que enfrentan los jugadores.

Además, es interesante destacar que la carga física y mental sobre los atletas ha sido un tema recurrente en el mundo del fútbol, especialmente en temporadas con calendarios apretados y múltiples competencias. La decisión de Luis Enrique pone en evidencia un dilema: ¿hasta qué punto los entrenadores están dispuestos a sacrificar su bienestar personal y profesional para adaptarse a las exigencias del deporte moderno? La controversia sigue viva en el apasionante mundo del fútbol.