Ciencia

“Los ultrarricos pagan mucho a sus criados, pero exigen entrega ilimitada: una explotación dorada”

2025-04-02

Autor: Carmen

La nueva obra de la socióloga francesa Alizée Delpierre, *Servir a los ricos*, revela un oscuro trasfondo del servicio doméstico en hogares de personas extremadamente adineradas. Sus relatos abarcan desde el testimonio de una criada que trabaja desde la madrugada hasta la medianoche, hasta la inquietante historia de un sirviente argelino que exagera su argelinidad para complacer a sus patrones. Uno de los casos más sobresalientes es el de un mayordomo que, a pesar de ganar 6.000 dólares al mes, tiene poco tiempo para disfrutar de su vida personal y familiar. Esto, sin embargo, contrasta con la idea preconcebida de que los empleados domésticos son generalmente mujeres de clases bajas y migrantes.

De hecho, Delpierre encontró en sus investigaciones que el perfil de estos trabajadores es más variado de lo que se podría pensar. Muchos son profesionales educados que aceptan estos trabajos, incluso a un salario superior al promedio, en pos de un estilo de vida que les promete una mejor calidad de vida en entornos privilegiados. Sin embargo, la socióloga advierte: a pesar de recibir sueldos altos, estos trabajadores enfrentan un sistema de explotación donde se espera de ellos una dedicación total y sin límites, a menudo sacrificando su propia vida personal.

A lo largo de su investigación, Delpierre también se ha adentrado en la dinámica extremadamente jerárquica y racista de este sector. Los empleadores se ven a sí mismos como generosos al pagar sueldos altos, sin embargo, perpetúan discriminaciones basadas en el color de piel y el género. Las mujeres y las personas de color suelen recibir salarios más bajos que sus contrapartes blancas y masculinas, al mismo tiempo que sufren acoso y maltratos en su lugar de trabajo.

Otro aspecto que Delpierre destaca es la falta de representación y voz para estos trabajadores. El servicio domestico se encuentra, en su mayoría, fuera del alcance de los sindicatos, lo que limita las posibilidades de organizarse y hacer valer sus derechos. Además, el estereotipo de la 'mujer ideal' en el servicio doméstico- sumisa, discreta y de buen comportamiento- es una expectativa aún no cuestionada por muchos empleadores.

Este fenómeno plantea la difícil pregunta de por qué los ultrarricos prefieren pagar bien a sus criados si hay tantas personas dispuestas a trabajar por menos. Sobre esto, Delpierre explica que al hacerlo, buscan asegurar un servicio ilimitado y una entrega total de estos trabajadores, encerrándolos en una 'explotación dorada'. Es un ciclo insidioso que permite a los empleadores sentirse bien consigo mismos, mientras los empleados enfrentan un agotador esfuerzo personal y emocional.

En este contexto, también encontramos un uso insidioso de estereotipos raciales que se traduce en la selección de personal en función de su nacionalidad o género. La obra examina cómo ciertos grupos son vistos como 'naturales' para ciertos roles, lo que perpetúa prejuicios profundos y arraigados en la sociedad. Por ejemplo, muchas familias de élite prefieren niñeras latinas o cocineras árabes, basándose en nociones profundamente sesgadas de habilidad y valor en el trabajo doméstico.

Haciendo eco de teorías de pensadores como Pierre Bourdieu, Delpierre también refiere al concepto de 'illusio', que se refiere a cómo los trabajadores domésticos alimentan una ilusión de pertenencia al mundo superior de sus patrones. Sin embargo, esta ilusión no se traduce en una movilidad real ni en mejoras sustanciales en sus vidas.

*Servir a los ricos* es una exploración necesaria de la realidad compleja y a menudo invisible del trabajo doméstico de élite, donde el lujo se mezcla con la explotación, revelando una serie de contradicciones éticas y sociales que siguen sin resolverse en una sociedad marcada por la desigualdad.