Los correos de la Confederación del Júcar a la Generalitat sobre el barranco del Poyo: "¡La crecida es descontrolada!"
2024-11-04
Autor: David
El lunes pasado, el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, se vio envuelto en una tormenta política tras una entrevista en la cadena Cope, donde intentó justificarse ante las críticas por no haber alertado a la población a tiempo sobre los peligros de las inundaciones devastadoras ocurridas el martes anterior. Estas inundaciones, provocadas por una DANA, dejaron un saldo trágico de cientos de vidas perdidas y Mazón alegó que el Centro de Coordinación de Emergencias no había emitido la alerta porque la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) desactivó la alerta hidrológica en tres ocasiones. Sin embargo, el consejo de que la situación se volvía crítica sólo llegó a los ciudadanos una hora y media después de que comenzara la calamidad.
El punto focal de la controversia reside en quién es responsable de activar las alertas. Aunque Mazón insinúa que la administración nacional, a través de la Confederación, tiene un papel en esto, la verdad es que la responsabilidad recae en el Centro de Emergencias de la Generalitat, que tiene la última palabra sobre las alertas de inundación.
Sorprendentemente, Aemet había lanzado alertas del peligro de lluvia cinco días antes de los desastres, e incluso desde las 7:36 de la mañana del día fatídico, un aviso rojo estaba en vigor para el interior de la provincia de Valencia. A pesar de esta información, las declaraciones de Mazón han puesto la lupa sobre la confederación y su aparente falta de claridad en la comunicación del riesgo a la población.
La Confederación del Júcar utiliza un Sistema Automático de Información Hidrológica (SAIH) para monitorear los caudales de agua. Este sistema debería haber disparado alertas cuando se excedieran ciertos umbrales críticos. Trágicamente, el martes, los técnicos de la confederación enviaron cinco correos electrónicos de alerta, pero la información variaba; mientras que en el primero y el último se señalaba que la crecida del agua era "muy rápida", en los otros tres se indicaba un descenso del caudal.
Desde las 12:07, escuetos mensajes empezaron a salir advirtiendo que se habían superado los niveles de alarma en la Rambla del Poyo. El caudal había alcanzado niveles alarmantes: ¡264 metros cúbicos por segundo! El aumento de la corriente en tan corto tiempo dejó a muchos atónitos; de 27 a 264 metros cúbicos en menos de 30 minutos.
A las 18:43, una hora y media después de que se produjera la primera reunión del Cecopi (Centro de Coordinación Operativa Integrada), se reportó que el caudal había llegado a un nivel sin precedentes de 1.686 metros cúbicos por segundo, más de 11 veces el umbral 3 de advertencia. La situación ya estaba fuera de control. En un giro trágico, en menos de diez minutos después del último aviso al personal de Protección Civil, la estación de medición fue destruida por las aguas, dejando a la población sin datos actualizados en un momento crítico.
Finalmente, la Generalitat no envió el mensaje de advertencia a la población hasta las 20:12, un retraso que muchos consideran inaceptable. La falta de coordinación y la rapidez con la que la situación se volvió catastrófica ha generado una oleada de críticas y demandas de mayor transparencia y eficacia en la gestión de emergencias en la comunidad.