En medio de un sombrío panorama humanitario, la ayuda que llega a Gaza ha caído drásticamente desde septiembre, coincidiendo con el aumento de la atención internacional hacia la invasión israelí del Líbano y el temor a un conflicto regional más amplio. Esta grave reducción en los suministros básicos es el resultado de nuevas restricciones impuestas por Israel en un contexto de asedio militar que se intensifica en el norte de la Franja, donde se vive una situación crítica. La reciente aprobación en el Kneset de una ley que prohíbe las actividades de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) podría agravar aún más las condiciones en Gaza.

Con la llegada del invierno y la amenaza de hambruna presente, las restricciones se están intensificando. Un informe del organismo internacional en materia de seguridad alimentaria advirtió que la desnutrición aguda podría empeorar en los próximos meses, en gran parte debido a la disminución del apoyo y al acceso limitado a la alimentación. La situación se ha vuelto aún más precaria con el constante bombardeo y la violencia que azota a la Franja.

En septiembre, el número de cargamentos de ayuda humanitaria que ingresaron a Gaza fue el más bajo desde febrero, y solo un 30% de esos cargamentos tenía un carácter humanitario. Comparado con el pico de envíos en abril de 2023, la cifra se mantiene alrededor de un 70% por debajo. En lo que va de octubre, no ha entrado ningún cargamento comercial privado hasta el día 27, una situación alarmante comparada con los 1.200 camiones privados que ingresaban mensualmente en los meses previos. La ONU ha informado que las entregas humanitarias también sufrieron una disminución, con solo 836 camiones entrando a Gaza durante octubre, más de un 40% menos que en septiembre.

Tamara Alrifai, portavoz de la UNRWA, enfatiza que el cierre de pasos fronterizos por parte de Israel y las largas verificaciones de los envíos han creado una crisis de acceso a la ayuda. Se ha introducido un nuevo proceso de autorización aduanera que ha agregado burocracia innecesaria a la entrega de bienes humanitarios, que en su mayor parte antes no requería trámites tan complicados.

El líder de la OCHA en Palestina, Jonathan Whittall, asegura que las restricciones se han aumentado drásticamente, y una quincena de ONG internacionales han denunciado que la circulación de ayuda humanitaria dentro de Gaza está siendo bloqueada sistemáticamente. La violencia y el saqueo han hecho que muchos camioneros se nieguen a realizar entregas, lo que agrava la crisis.

A pesar de los llamamientos a abrir rutas alternativas para transportar ayuda, las autoridades israelíes llevan meses denegando estas solicitudes. La actual configuración de las rutas de acceso es inadecuada para afrontar la extensión de la crisis, y las cifras de camiones que entran a Gaza, que anteriormente promediaban 500 diarios, son ahora alarmantemente bajas.

Además, la reciente legislación que impacta directamente en la actividad de la UNRWA en los territorios ocupados amenaza con un colapso en la distribución de ayuda, dejando a millones de palestinos en una situación desesperada. Las necesidades humanitarias son a niveles alarmantes, con aproximadamente dos millones de desplazados, el 80% de las infraestructuras destruidas, y una crisis de abastecimiento de agua, salud y alimentación.

Aunque Israel asegura que no restringe la entrada de ayuda, el testimonio en el terreno es otro. Expertos como Ahmad Baroudi de Save the Children advierten que sin levantar el asedio y garantizar el funcionamiento completo de los pasos fronterizos, la ayuda esencial no podrá llegar a quienes más lo necesitan. La comunidad internacional debe actuar urgentemente para evitar una catástrofe humanitaria aún mayor.