Los adolescentes encarcelados por ISIS en Siria claman por compasión: "Éramos solo niños"
2024-12-23
Autor: Lucia
Stefan Uterloo, un joven de 19 años, ha pasado casi seis años encerrado en la temida cárcel de Panorama, ubicada en el noreste de Siria y controlada por fuerzas kurdas. Nacido en Surinam y criado en Ámsterdam, fue capturado a los 13 años cuando las fuerzas kurdas finalmente derrotaron al Estado Islámico (ISIS), poniendo fin a su califato en la región.
En una reciente entrevista con medios catalanes, Stefan, quien se encuentra tras las rejas, asegura que ni él ni muchos de los otros jóvenes encarcelados han participado en la “yihad”. "¿Por qué el mundo no tiene piedad de nosotros? Éramos niños", exclama desde su celda.
Desconoce que el régimen de Bashar al-Asad ha caído y que una organización islamista ha tomado el control de Damasco, ya que en esta prisión de máxima seguridad no se permite el uso de teléfonos móviles.
La prisión de Panorama se ubica en Hasaka, donde los kurdos, con ayuda de Estados Unidos, lograron vencer al ISIS durante la guerra civil, capturando a miles de personas con presuntos vínculos al grupo extremista. A pesar de la derrota de ISIS, más de 56,000 personas siguen detenidas arbitrariamente, enfrentando torturas y condiciones inhumanas de vida, según Amnistía Internacional.
Recientemente, la Organización para la Liberación del Levante (HTS) ha comenzado a abrir las cárceles tras la caída de al-Asad, pero esta organización no controla la totalidad del territorio sirio. En la actualidad, el noreste de Siria está bajo el dominio de las fuerzas kurdas, quienes han establecido una administración autónoma.
Según un portavoz de esta administración, en la cárcel de Panorama se encuentran algunos de los altos mandos de ISIS que sobrevivieron a la batalla de Baguz, el último bastión yihadista del noreste de Siria. Si bien no se proporciona un número exacto de prisioneros en Panorama, informes indican que antes de un motín en 2021 había alrededor de 4,000 reclusos.
Stefan comparte su celda con otros jóvenes que están en circunstancias similares. A pesar de las duras condiciones de prisión que han sido denunciadas por organismos de derechos humanos, como la falta de ventilación y el hacinamiento, su celda parece ser la más privilegiada, permitiendo la entrada de prensa.
Desde su encierro, Stefan ha reflexionado sobre su vida. Recuerda que llegó a Idlib, Siria, a la edad de diez años con su madre, quien llegó a trabajar en un hospital, sin intención de unirse a ISIS. Aunque su familia era cristiana, se convirtieron al islam por influencia del entorno. A los 12 años, fue separada de su madre y terminó en manos de ISIS.
"Mi vida ha quedado arruinada", confiesa Stefan, quien expresa su anhelo por volver a ver a su madre y rehacer su vida. Sin embargo, teme que su futuro sea sombrío, ya que las autoridades holandesas no tienen representación diplomática en Siria y, según un funcionario del ministerio, las posibilidades de asistencia consular son extremadamente limitadas.
Desde 2023, Amnistía Internacional ha estado insistiendo en la liberación y repatriación de jóvenes detenidos en Siria, enfatizando que hay cerca de 30,000 niños privados de libertad en la región, el mayor número en el mundo. De estos, muchos, como Stefan, enfrentan condiciones inaceptables y aún no han sido juzgados. A pesar de que algunos gobiernos han comenzado a repatriar a familias, muchos jóvenes son desatendidos y corren el riesgo de ser considerados culpables sin el debido proceso.
La situación de estos adolescentes es alarmante y necesita atención internacional. Las autoridades deben actuar y tomar en cuenta que muchos de estos jóvenes son víctimas de un conflicto que nunca debieron haber enfrentado, permitiéndoles la posibilidad de un futuro mejor. ¿Qué hará el mundo para salvar a estos niños de un destino incierto?