Las alertas tempranas que se emiten antes de eventos climáticos extremos, como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), son fundamentales para la protección y seguridad de la población en España. Así lo afirma el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, al resaltar que tales avisos "salvan vidas".

El cambio climático está exacerbando la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, lo que hace que un sistema de alertas anticipadas sea absolutamente necesario. De acuerdo con la ONU, estos sistemas son una forma comprobada, efectiva y económica de prevenir no solo pérdidas humanas, sino también daños a infraestructuras y medios de vida.

La iniciativa 'Alertas tempranas para todos' de la ONU señala que estos avisos permiten prever amenazas, comprender riesgos y preparar a la población para una respuesta adecuada. Sin embargo, no todas las autoridades han tomado en serio estas alertas. En años recientes, la Aemet (Agencia Estatal de Meteorología) ha sido objeto de críticas y desprecio por parte de ciertos sectores políticos, especialmente de la derecha, quienes han intentado desacreditar sus pronósticos respecto a la relación entre eventos climáticos y el cambio climático.

Durante un reciente episodio extremo, el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón (PP), minimizó la gravedad de la situación en una conferencia de prensa. A pesar de que la Aemet había emitido una alerta roja a primera hora del día, Mazón declaraba que "el temporal se desplaza hacia la Serranía de Cuenca" y reduciría su intensidad en la Comunitat Valenciana. Sin embargo, esta declaración iba en contra del diagnóstico de la Aemet, que había estimado la severidad del evento sería notable durante horas posteriores.

A esto se suma la frustración de expertos como Liz Stephens, profesora de Riesgos Climáticos y Resiliencia en la Universidad de Reading, quien opina que “la gente no debería morir por fenómenos meteorológicos que tienen un aviso previsto”, subrayando que un simple aviso rojo no explica la magnitud del impacto ni qué medidas deben tomar los ciudadanos ante tales amenazas.

En Madrid, en septiembre de 2023, los mensajes automáticos de alerta sobre una tormenta potente ya habían sido activados, pero generaron controversia cuando el alcalde, José Luis Martínez Almeida, se quejó de que la lluvia fue menos intensa de lo previsto, pidiendo a la Aemet “afinar los pronósticos”. Tal situación llevó a algunos medios a hablar de “falsas alarmas”, lo que pone de relieve la creciente desconfianza hacia el trabajo meteorológico.

Las discusiones y críticas hacia los meteorólogos parecen ser un recurso de quienes niegan el cambio climático. La portavoz de Aemet, Estrella Gutiérrez, se mostró preocupada por los abusos verbales que han recibido, y la nueva secretaria general de la Organización Meteorológica Mundial, Celeste Saulo, confirmó que estos ataques son una reacción acientífica que no resolverá los problemas climáticos.

Es crucial entender que los avisos meteorológicos se hacen para áreas amplias y que sus efectos más devastadores pueden ser localizados a nivel municipal, dependiendo de muchos factores que no solo se relacionan con la cantidad de precipitación. Enrique Rodríguez Camino, meteorólogo del Estado, enfatiza que "entre las precipitaciones intensas y su poder destructivo hay una cadena de acciones que también deben considerarse".

En este contexto, la importancia de un sistema eficiente de alertas se vuelve más evidente que nunca; su implementación y correcto uso son vitales para la salvaguarda de vidas humanas y para mitigar los efectos destructivos de fenómenos meteorológicos extremos en el futuro.