Raphinha se presentó ante los medios de comunicación antes de la primera semifinal de la Supercopa de España y su actuación fue, sin duda, digna de un maestro de la oratoria. El jugador se expresó con total sinceridad sobre la situación actual del FC Barcelona, tocando temas delicados que podrían influir en futuros fichajes, especialmente en relación a Dani Olmo y Pau Víctor.

Durante la rueda de prensa, el cuarto capitán del equipo catalán respondió con honestidad a la pregunta sobre una posible salida de los mencionados jugadores: "Sí, no te puedo decir que no. Estaría mintiendo y a mí no me gusta mentir. Si yo estuviera en otro club y viviera la situación de Pau y Dani, quizás consideraría que lo mejor sería estar aquí", declaró. Sin embargo, esta respuesta generó un gran revuelo y puso a Raphinha en el centro de atención, ya que dejó entrever una reflexión que podría ser malinterpretada por su propio club.

La repercusión de sus palabras fue inmediata. Antes de que comenzara el entrenamiento en el King Abdullah Sports City, las cámaras se centraron en Raphinha, quien tuvo que lidiar con las consecuencias de su declaración. Fue entonces cuando Joan Laporta, presidente del Barcelona, bajó al campo y tuvo una conversación aparentemente tensa con el jugador que duró más de un minuto. Durante este intercambio, se pudo notar la preocupación del presidente, mientras Raphinha intentaba explicar su punto de vista.

El ambiente era ligero al principio, ya que Laporta se había estado saludando de manera amigable con otros jugadores como Hansi Flick y Lamine Yamal, pero todo cambió cuando Raphinha salió del túnel de vestuarios. El brasileño, al acercarse a Laporta, optó por mantener un tono reservado, pero ambos se vieron obligados a abordar las inquietudes generadas por sus declaraciones, lo que llevó a Laporta a gesticular visiblemente.

"El club es positivo, pero es una situación complicada para nosotros y para ellos", concluyó Raphinha tras la charla. A pesar de su aparente nerviosismo, el jugador se mostró optimista. Al responder a los periodistas posteriormente, dejó claro que no creía que Laporta tuviera razones para enojarse con él: "¿Por qué se iba a enfadar Laporta conmigo? No he dicho ninguna mentira", afirmó con una sonrisa, dejando entrever que estaba listo para enfrentar cualquier consecuencia de su sinceridad.

La situación refleja la delicada atmósfera en el vestuario del Barça y las presiones externas que enfrentan tanto los jugadores como la directiva, mientras el equipo se prepara para un encuentro crucial. ¿Podría este episodio afectar su rendimiento en la Supercopa? Solo el tiempo lo dirá.