La creciente revolución de la inteligencia artificial ha desencadenado una fiebre aún mayor: la construcción de nuevos centros de datos en todo el globo, y España no es la excepción. En nuestro país, se estima que las Big Tech invertirán más de 24.000 millones de euros en estas instalaciones en la próxima década, lo que evidenciará un cambio significativo en el panorama tecnológico.

Además de las inversiones de las grandes empresas tecnológicas, el sector de los centros de datos ha registrado en los últimos cinco años más de 20 transacciones importantes, involucrando a fondos de capital privado, infraestructura y gigantes de telecomunicaciones. Se han movilizado unos 10.000 millones de euros en este periodo, como indica El Economista.

¿Quiénes están detrás de estas inversiones?

Gigantes como Blackstone, conocido por ser uno de los mayores fondos de inversión del mundo, destinarán 7.800 millones de euros a un nuevo centro de datos que operará QTS en Zaragoza, específicamente en el municipio de Calatorao. Las operaciones también han sido significativas; por ejemplo, el fondo inmobiliario Aermont ha adquirido la empresa de centros de datos Nabiax por aproximadamente 1.000 millones de euros. Nabiax, antes parte de Telefónica y el fondo Asterion, está en el centro de esta oleada de adquisiciones.

Y eso no es todo.

Desde 2021, El Economista ha documentado hasta 22 movimientos en este sector, de los cuales más de la mitad son fusiones o adquisiciones. Además de la ya mencionada transacción entre Telefónica y Asterion, destacan proyectos de infraestructura como el de Blackstone en Aragón. También se anunció la instalación del centro de datos Impulsa Galicia, que contará con una potencia de 15MW y cuya inversión supera los 400 millones de euros.

La Península Ibérica tiene un as bajo la manga.

Tanto España como Portugal cuentan con una ventaja competitiva crucial: el excedente de energía en la región. En España, gran parte de la energía producida se desperdiciaba o se almacenaba ineficientemente, pero ahora hay una oportunidad dorada para aprovechar ese excedente en nuevas infraestructuras de centros de datos, haciendo que las inversiones sean aún más atractivas.

¿Pero todo es positivo?

No todos los anuncios de las grandes tecnológicas han sido bien recibidos. Figuras como el alcalde de Lérida, Félix Larrosa, han expresado su preocupación, considerando que estos proyectos, que compara con "cajas de zapatos", no aportan beneficios significativos a la economía local. Según él, la generación de empleo prevista no compensa los impactos negativos a medio plazo, dado que estos centros ocuparían grandes extensiones de terreno industrial y consumirían cantidades desmesuradas de agua.

Sin embargo, la opinión sobre este tema es variada y el debate está abierto. Las inversiones en centros de datos representan, sin duda, una nueva oportunidad para el desarrollo tecnológico en España, pero también plantean desafíos que no deben ser ignorados. Además, la situación en el contexto de la sostenibilidad y la economía circular añade un nivel de complejidad al debate.

¡La fiebre del oro tecnológico podría estar transformando el futuro de España, pero solo el tiempo dirá si traerá más beneficios o problemas!