País

La Movida Lésbica Valenciana: Un Viaje al Pasado que Inspira el Futuro

2024-10-27

Autor: Manuel

Recientemente, la Asamblea Feminista de Valencia organizó una impactante Ruta de Memorias Lesbianas, donde más de un centenar de personas se unieron para recorrer emblemáticos espacios que fueron el epicentro de la resistencia y la lucha por los derechos de las mujeres lesbianas en Valencia durante las décadas de 1970, 1980 y 1990. Esta iniciativa no solo revivió recuerdos, sino que también destacó la importancia de visibilizar historias que han sido ignoradas por mucho tiempo dentro de una sociedad que frecuentemente se mostraba hostil hacia la diversidad.

La portavoz de la Asamblea Feminista compartió que la ruta es fruto de meses de investigación y recopilación de datos. Se marcaron en un mapa de Valencia diversas localidades de ocio y debate que sirvieron de refugio para lesbianas que buscaban un espacio de comprensión y conexión. En una época donde hablar de sexualidad y diversidad era un tabú, estos lugares representaban una salvaguarda, ofreciendo talleres sobre autoconocimiento, activismo y la lucha contra la violencia machista.

Entre los puntos destacados en este recorrido se encontraba La Picola, la Casa de la Dona, y el MAG-PV, entre otros. Es triste mencionar que todos estos espacios han desaparecido, dejando un vacío en la historia de la lucha LGTBi en la ciudad. La Picola, operativa desde 1979, fue un lugar acogedor para feministas de distintas tendencias, incorporando especialmente a lesbianas, hasta su transformación en la Casa de la Dona en 2022, lo que marcó un cierre simbólico para una era de activismo.

El MAG-PV, que tomó el testigo del movimiento LGTBi en 1986, fue otra parada importante en esta ruta, donde se rememoró la lucha por la libertad sexual, que había comenzado varias décadas antes en Valencia.

Un bar icónico, “De Pas”, en el corazón de la ciudad, se convirtió en un refugio para mujeres de izquierda, feministas y lesbianas; fue albergue para diversas reuniones de activistas como Carmen Alborch, que hicieron historia en la defensa de los derechos. Aún en la actualidad, muchas de estas mujeres se reúnen para revivir esos días de resistencia y camaradería.

Uno de los lugares más recordados fue el Latinova, donde se celebraban fiestas y bailes que proveían un ambiente seguro para explorar su identidad. Reflejos de felicidad y sufrimiento se entrelazan en las memorias de aquellas que vivieron en una época de incomprensión, resaltando la importancia de espacios donde la comunidad LGTBi pudiera ser auténtica.

La librería “Sal de Casa” también dejó su huella, siendo un centro para la difusión cultural y educativa, donde se organizaron talleres sobre feminismo y lesbianismo. Estos lugares no solo ofrecieron información esencial, sino que también proporcionaron un sentido de pertenencia a muchas mujeres que, en ese tiempo, se sentían solas y sin referentes en la sociedad.

Esta ruta no solo sirve para recordar; es un llamado a la acción para las nuevas generaciones. Las luchas del pasado deben inspirar el presente, y es crucial que la comunidad LGTBi continúe su mensaje de amor, aceptación y resistencia en un mundo que aún tiene mucho camino por recorrer.