País

La llamada de felicitación de Puigdemont a Illa: ¿Acercamiento o más tensión en la política catalana?

2024-10-03

Carles Puigdemont, el ex presidente de la Generalitat de Cataluña, sorprendió al aparecer en el centro de Barcelona el pasado 8 de agosto, donde ofreció un breve mitin ante unos 3.000 seguidores. Sin embargo, tras el evento, se retiró abruptamente al notar un fuerte dispositivo policial que impedía su acercamiento al Parlament, lo que lo llevó a regresar a Bélgica, donde ha permanecido desde 2017 para eludir a la justicia española. En su intento de evitar ser localizado, desconectó su teléfono móvil, haciendo lo mismo su aliado Jordi Turull.

Dos días después, en una inesperada acción, Puigdemont decidió contactar a Salvador Illa, el nuevo presidente del Gobierno catalán, enviando un mensaje y posteriormente llamándolo para felicitarlo por su asunción. Aunque este gesto fue calificado por algunos como una “cortesía institucional”, la reacción de Illa y la relación entre ambos líderes políticos sigue siendo tensa.

Puigdemont ha expresado su descontento ante el hecho de que Illa lo trate como un simple interlocutor de Junts, en lugar de reconocer su estatus como ex presidente. Mientras tanto, Illa ha mantenido diálogos con otros expresidentes catalanes, pero no ha buscado establecer contacto formal con Puigdemont, lo que ha generado aún más fricciones. La portavoz del Govern, Sílvia Paneque, evitó comentar sobre la naturaleza exacta de la relación entre Illa y Puigdemont, alegando que es un asunto de conversaciones privadas.

La situación se complica ya que Puigdemont sigue considerándose un político activo, a pesar de que el PSC argumenta que su ausencia en el Parlament impide un reconocimiento oficial como exmandatario. Durante la campaña electoral, Puigdemont había prometido alejarse de la política si no era elegido nuevamente presidente, pero luego del resultado electoral, donde Illa ganó con 42 escaños frente a los 35 de Puigdemont, este ha decidido mantenerse en el centro de la actividad política al convocar a los diputados de Junts en Waterloo para planificar la estrategia para el debate de política general que se celebrará próximamente en el Parlament.

En un entorno político marcado por la polarización, la llamada de Puigdemont parece más un intento de cohesión que un verdadero acercamiento, lo que deja abierta la pregunta: ¿podrá esta breve comunicación cambiar el rumbo de las relaciones entre los líderes catalanes o servirá únicamente para avivar la tensión en la comunidad política de Cataluña? Mientras tanto, se espera que Puigdemont asuma un papel aún más prominente en su partido, JxCat, en el próximo congreso que se realizará en Calella, desafiando así sus propias promesas y consolidando aún más su posición en el panorama político catalán.