El icónico actor y leyenda de la música country, Kris Kristofferson, falleció el pasado sábado a la edad de 88 años en su hogar en Hawai, dejando un profundo legado en el mundo musical. Su conexión con San Sebastián es memorable, ya que fue uno de los principales artistas que clausuró la 45ª edición del Festival de Jazz de San Sebastián en 2010, habiendo visitado la ciudad por primera vez en 1958.

Kristofferson, reconocido por su talento como compositor y cantautor, cautivó al público donostiarra con su inconfundible voz y letras que despiertan emociones. Durante su actuación en Jazzaldia, su presencia y maestría escénica crearon un ambiente mágico que se quedó grabado en la memoria de los asistentes. Muchos recordarán su interpretación de clásicos como "Me and Bobby McGee" y "Sunday Mornin’ Comin' Down", que resonaron en el alma de quienes tuvieron la suerte de presenciarlo.

Además, el concierto tuvo lugar en un contexto donde la ciudad ofrecía una vibrante experiencia culinaria. Los asistentes no solo disfrutaron de la música, sino que también saborearon los deliciosos chipirones, un plato típico del País Vasco que se ha convertido en un símbolo gastronómico de la región. La combinación de la música de Kristofferson y la gastronomía local hicieron de aquella noche un evento verdaderamente memorable.

La muerte de Kristofferson ha suscitado una ola de homenajes y recuerdos por parte de sus fanáticos y colegas de la industria musical, quienes reconocen su impacto en la música country y otros géneros, además de su incursión en la actuación. Su legado perdurará en el corazón de sus seguidores y en la historia musical de San Sebastián, una ciudad que siempre recordará al hombre que dejó su huella en su festival de jazz.