Este sábado, Letur, un pequeño pueblo en Albacete, se ha convertido en el epicentro de un intenso operativo de búsqueda tras la devastadora riada ocurrida el pasado martes. La localidad mantiene la esperanza de encontrar a los cinco desaparecidos en los alrededores de un delta artificial donde finaliza la rambla, gracias a la intervención de un equipo cinológico de la Guardia Civil con ocho perros especializados.

La situación es crítica: aunque parte del contingente se ha trasladado a Valencia, aún permanecen en Letur un total de 168 especialistas. Su misión es doble: localizar a los desaparecidos y asegurar que la maquinaria pesada pueda acceder a la zona cero, el corazón de Letur devastado por las inundaciones.

De acuerdo con la Delegación de la Junta en Albacete, el operativo incluye 25 efectivos de Geacam, 17 agentes medioambientales, cinco bomberos de Albacete, diez miembros de Cruz Roja, 22 bomberos del Sepei, 37 soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME), dos sanitarios y un equipo de trabajadores del Ayuntamiento de Letur.

El papel de la Guardia Civil es crucial. Con el apoyo de un helicóptero y los perros de búsqueda, son los encargados de rastrear la zona y encontrar a las personas desaparecidas. Se espera que las condiciones meteorológicas mejoren para facilitar las tareas, ya que la lluvia y el barro han dificultado notablemente los trabajos de búsqueda y rescate.

Además, la solidaridad de la comunidad local y un elevado número de voluntarios que se han sumado a los esfuerzos de rescate han sido fundamentales en esta ardua tarea. Sin embargo, la familia de los desaparecidos aún vive momentos de angustia y espera noticias positivas que les brinden consuelo en esta situación tan difícil.

La situación en Letur es un recordatorio descarnado de la fuerza de la naturaleza y la fragilidad de las comunidades ante fenómenos meteorológicos extremos. Los esfuerzos de búsqueda continúan con la esperanza de que la valiosa intervención de las autoridades y voluntarios logre resultados positivos antes de que el río Segura reciba el caudal de la aguas no deseados.