En la rica tradición eslava, se celebra una figura encantadora al final del año: Ded Moroz, conocido como el Abuelo Hielo, quien con su larga barba gris y su inconfundible traje azul, se dedica a repartir regalos entre los niños que se han portado bien. Sin embargo, esta figura tradicional no se limita solo a la entrega de obsequios. Según la propaganda rusa, Ded Moroz también se convierte en un líder audaz en la lucha contra sus adversarios, especialmente contra la figura occidental de Santa Claus.

Recientemente, un vídeo ha captado la atención del público, donde se muestra a Santa Claus descender por los cielos en su trineo, cargado de regalos que, en esta curiosa narrativa, se asemejan a misiles y bombas de la OTAN. La escena se torna inesperadamente dramática cuando Santa es derribado por la defensa antiaérea rusa. En el centro de control, junto a un oficial militar, Ded Moroz celebra el éxito de la operación con un comentario sarcástico: “Objetivo destruido. No necesitamos nada extraño en nuestros cielos. ¡Feliz año nuevo!”.

Esta sátira ha provocado reacciones encontradas, ya que su difusión coincidió con un trágico incidente real: el derribo erróneo de un avión comercial de Azerbaiyán por parte de la defensa antiaérea rusa. Este giro de eventos no solo añade una capa de controversia al humor de Ded Moroz, sino que también refleja la tensa situación geopolítica actual.

En un contexto donde las tradiciones culturales y la política se entrelazan de formas sorprendentes, la figura de Papa Noel y su contraparte rusa parecen representar más que solo la entrega de regalos; son símbolos de una lucha mayor. ¿Podrá la magia navideña sobrevivir en medio de separación y rivalidades? Solo el tiempo lo dirá.