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¡La aterradora realiad del bullying escolar y sus devastadoras consecuencias!

2024-09-22

A la impresionante edad de 9 años, Mario ya ha tenido que lidiar con ataques de ansiedad que lo han llevado incluso a autoagredirse. Laura, por su parte, vivió un tormentoso periodo a los 12 años, cuando un trastorno ansioso-depresivo la llevó al borde del colapso emocional. Estos dos casos, simbólicamente denominados, revelan el profundo impacto que el bullying puede tener en la infancia.

Ambos menores sufrieron un verdadero infierno durante este último año escolar y se vieron obligados a cambiar de colegio porque las instituciones educativas no tomaron medidas efectivas contra sus acosadores. La cruel realidad es que la víctima se va, mientras los agresores continúan en el mismo espacio, sintiéndose impunes. El padre de Mario comparte su desgarrador testimonio: "No quiero volver a llevar a mis hijos al matadero".

Ambos niños cuentan con informes médicos que documentan sus lesiones y recomendaciones psiquiátricas que prohíben su retorno a esos centros, que les han causado un daño físico y emocional irreversible. Sin embargo, algo sorprendente sucedió: a pesar de esta situación, Mario y Laura, quienes asistían a colegios diferentes, recibieron castigos y se vieron obligados a repetir curso debido a sus ausencias.

En la mayoría de los casos, lo que ocurre es que se deja a la víctima desamparada, llevando a un cambio de colegio, mientras que los acosadores continúan con pocas o ninguna consecuencia, lo que refuerza su sensación de impunidad. Fanny Albarracín, madre y activista de “El Iceberg del Bullying", enfatiza que tras muchas reuniones, lo que muchas veces ocurre es que el niño se queda en casa con un considerable daño mental, y en el mejor de los casos, recibe educación en casa gracias a la inspección educativa.

Un caso representativo es el de Laura. Un juzgado de menores condenó a dos de sus agresores, ambos de 15 años, junto con el centro educativo en Alicante. La sentencia incluye un año de servicios a la comunidad para los acosadores y una multa de 9,000 euros que deberá ser pagada por la institución educativa. A pesar de esto, la pena que enfrentaron fue simplemente de 5 días de expulsión, y ni siquiera por el acoso, sino también por otras infracciones, como el tráfico de drogas y problemas de conducta.

La madre de Laura comparte el horror de la situación: "La amenazaron y la acosaron sexualmente. Cuando llegaba a casa, la bombardeaban con mensajes que le decían que se matara porque nadie la quería". La primera solución que ofreció la escuela fue que Laura dejara el colegio y continuara las clases online, a lo que su madre se opuso rotundamente, pidiendo que se actúe contra los acosadores.

El segundo intento de solución fue ubicar a Laura en un aula de educación especial, pese a que ella no tenía problemas de aprendizaje. Esto llevó a que perdiera a sus amigas, ya que las animaban a mantener distancia bajo la amenaza de ser interrogadas. Finalmente, en diciembre, Laura dejó el colegio, y su hermana pequeña tuvo que hacer lo mismo poco tiempo después debido a que los acosadores comenzaron a hostigarla también.

Muchas familias se enfrentan a la decisión dolorosa de cambiar de colegio, una experiencia que tiene efectos devastadores en la vida social y emocional de los niños.

Fanny Albarracín opina que la falta de acción es consecuencia de que a la administración no le interesa que los índices de violencia escolar se hagan visibles, ya que esto perjudicaría la imagen de la institución. Ella critica que los protocolos son meras formalidades que benefician a los agresores, dejando a las víctimas en una situación aún más vulnerable. Es una injusticia que no solo perpetúa el ciclo de violencia, sino que también puede llevar a que muchos niños se sientan tan abrumados que terminen repitiendo curso debido a su dolorosa carga emocional y las secuelas del acoso. ¡La lucha contra el bullying debe ser una prioridad para todos!