
La astronauta Sara García comparte su increíble aventura en microgravedad: «Es como renacer»
2025-09-12
Autor: José
Sara García, pionera en el espacio para España
La leonesa Sara García, la primera mujer española elegida para la reserva de astronautas de la Agencia Espacial Española (ESA), ha vivido una experiencia única en el espacio. Recientemente, completó tres vuelos parabólicos que simulan los efectos de la microgravedad y manejar esta nueva realidad ha sido todo un reto para ella.
¿Qué se siente estar en ingravidez?
«Es como volver a ser un bebé, reaprendiendo a interactuar con el entorno», admitió Sara a través de sus redes sociales. Estos impresionantes vuelos se llevan a cabo en Burdeos, Francia, donde experimentó momentos de pura ingravidez en un entorno diseñado para replicar las condiciones del espacio.
La emoción de volar: del caos al control
Alardeando de su experiencia, Sara describió el vuelo como una montaña rusa gigantesca. Durante cada parábola, el avión se eleva y desciende en ángulos de 45 grados, permitiendo a los astronautas disfrutar de aproximadamente 20 segundos en ingravidez. Al principio puede parecer complicado moverse sin gravedad, pero conforme avanzan los vuelos, la adaptación se vuelve casi instintiva.
Más que entrenamiento: ¿un futuro prometedor?
Además de la inmersiva experiencia que proporciona, estos vuelos son clave para preparar a los astronautas y realizar experimentos científicos en microgravedad. Sara destacó un innovador proyecto liderado por un equipo de científicas españolas que busca estudiar y mitigar los efectos de la microgravedad en el cuerpo humano, un paso vital para futuras misiones a la Luna y Marte.
Colaboraciones internacionales para un futuro espacial
El proyecto cuenta con la colaboración de la Universidad Carlos III de Madrid, INTA y la ESA, así como con importantes socios internacionales como las universidades de California y Florida, con el respaldo financiero de agencias como la NASA y Lockheed Martin.
Preparación y perseverancia: la clave del éxito
Al concluir su tercer vuelo, Sara reflexionó sobre las dificultades cotidianas que se convierten en desafíos en un entorno de microgravedad. Desde mantener el equilibrio hasta pasar objetos, cada acción requiere atención y habilidad. «Estos vuelos nos enseñan a desenvolvernos en el espacio, trabajando en coordinación constante y bajo exigencias físicas y mentales», enfatizó.
¿Qué viene después?
La astronauta concluyó sus vuelos parabólicos con entusiasmo y agradecimiento al equipo que hizo posible esta experiencia transformadora. A partir de ahora, su siguiente etapa será un entrenamiento de supervivencia en aguas abiertas, preparando su camino hacia el cosmos.