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Iván de la Peña: El Mágico Pivote del Fútbol Español que Deslumbró a Todos

2024-11-02

Autor: Lucia

Dentro del selecto grupo de futbolistas que merecen un boleto de entrada, destaca un genio que ha dejado una huella indeleble: Iván de la Peña, apodado Lo Pelat. Este virtuoso fue el socio ideal del legendario Ronaldo Nazário en el FC Barcelona y brilla en la memoria de muchos aficionados como un paseador de sueños en el campo. De la Peña (Santander, 1976) no solo era un artista del balón sino también un descubridor de jóvenes promesas del fútbol, trabajando con talentos como Adrià Bernabé, Eric García, y más recientemente, Gavi y Lamine Yamal.

Los aficionados que crecieron en las décadas de los 80 y 90 recuerdan las jugadas imposibles que solo él podía ejecutar. Para la Generación Z, las maravillas de De la Peña pueden ser redescubiertas en compilaciones de Youtube, donde sus mejores momentos siguen brillando con luz propia.

Un pilar en su carrera fue su paso por La Masia, donde destacó desde sus años de cadete y pronto ascendió al filial, donde conoció a Jordi Cruyff. "Era un chico tímido, pero tenía esa habilidad extraordinaria que hacía que todos disfrutaran el juego a su lado", compartió Cruyff. Iván se convirtió rápidamente en el líder de la famosa 'Quinta del Mini', un grupo que más tarde llegó al primer equipo. Su carácter generoso y su visión del juego lo hacían un jugador único; sus pases eran verdaderas obras de arte que dejaban a rivales y compañeros asombrados.

El expreparador físico del FC Barcelona, Paco Seirulo, recuerda cómo De la Peña, incansable y apasionado por el fútbol, se dejaba llevar por la magia del deporte. Su amistad con otros jóvenes como Juan Carlos Moreno es testigo de años dorados en la cantera, donde todos aprendieron a disfrutar la esencia del juego. Sin embargo, la llegada de Ronaldo Nazário supuso un cambio significativo; aunque los goles tomaron otros nombres, los increíbles pases de De la Peña seguían siendo aclamados por el brasileño.

Pese a enfrentar dificultades en Lazio y Marsella, el jugador quería regresar a sus raíces en Barcelona. Su fichaje por el Espanyol en 2002 representaba una nueva esperanza, pero el camino no fue fácil. El paso por el club tuvo sus altibajos, con lesiones que le hicieron perder continuidad. Sin embargo, La Peña nunca se rindió. Cuando finalmente se adaptó plenamente a su papel, se convirtió en un mediapunta impresionante, creando jugadas memorables y asistencias que catapultaron al equipo.

"Era pura magia. Sabía ver el juego de una forma única", afirmaba su compañero Moisés Hurtado. El espíritu de De la Peña impactó profundamente en la institución periquita; más allá del fútbol, su carácter solidario fue evidente en momentos de crisis económica, donde se ofreció a ayudar a sus compañeros, demostrando no solo su grandeza como futbolista, sino también como ser humano.

Finalmente, el 19 de mayo de 2011, se despidió en el auditorio del RCDE Stadium, ante una multitud que le brindó el amor y respeto que el jugador merecía. "No pensaba que me iban a querer tanto", expresó entre lágrimas. En su despedida, evocó recuerdos de goles, asistencias, y un destacado legado que seguirá vivo en el corazón de los aficionados del Espanyol.

Iván de la Peña, más que un jugador, fue una leyenda cuyas hazañas perdurarán por siempre en el imaginario del fútbol español, un genio cuya luz aún ilumina los campos de su querido deporte.