En un emocionante encuentro marcado por la destreza y el buen fútbol, el Pontevedra se dio un festín ante el Mallorca, logrando eliminar al subcampeón de la última Copa con un aplastante 3-0. Los jugadores del Pontevedra, al ritmo de los habilidosos Samu Mayo, Yelko Pino, Iago Novo, Xabi Domínguez y el brillante Dalisson, demostraron que el talento no siempre reside en las categorías más altas.

La primera gran emoción del partido llegó desde los pies de Dalisson de Oliveira, un brasileño que ha encontrado su hogar en Cantabria. Su impresionante disparo desde más de 35 metros abrió el marcador al minuto 20, desencadenando una explosión de júbilo en las gradas del estadio de Pasarón. Con el marcador 1-0, el ambiente en la casa del Pontevedra se volvió electrizante, y los jugadores se sintieron invencibles, su confianza creció y el juego del equipo se volvió más fluido y preciso.

El Mallorca, que esperaba un sencillo trámite, se vio completamente desbordado por la calidad y la intensidad del juego del equipo gallego. Los jugadores de Javier Aguirre, el técnico del Mallorca, no lograron adaptarse al ritmo del partido; la presión y la calidad técnica del Pontevedra fueron demasiado para ellos. Samu Mayo se convirtió en el faro del medio campo, mientras que el pelirrojo Yelko Pino aportó su magia en un insólito 2-0 que dejó al Mallorca sin respuesta.

El tercer gol llegó casi como un toque final a una obra de arte futbolística. Rufo se encargó de sellar el destino del Mallorca al capitalizar un regalo de la defensa rival. El subcampeón, símbolo de la resistencia y la lucha, dejó el campo derrotado y confundido, evidenciando que en el fútbol no siempre gana el que tiene más recursos.

Con esta victoria, el Pontevedra avanza a los octavos de final de la Copa, mostrando que el deporte rey es impredecible y que la pasión, la entrega y el trabajo en equipo pueden desbordar cualquier expectativa. El estadio de Pasarón disfrutó de una noche inolvidable que pasará a la historia de la Copa del Rey. ¿Quién será el próximo rival de este rejuvenecido Pontevedra? Solo el tiempo lo dirá, pero los aficionados ya sueñan con grandes hazañas. ¡El sueño continúa!