En un movimiento que ha capturado la atención internacional, el presidente de China, Xi Jinping, ha decidido no asistir a la toma de posesión del nuevo presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. En su lugar, enviará al vicepresidente Han Zheng como su representante especial.

Esta decisión fue anunciada el pasado viernes por el Ministerio de Asuntos Exteriores de China y marca un quiebre inusual en el protocolo, ya que nunca antes un jefe de Estado había asistido oficialmente a una toma de posesión en EE.UU.

El portavoz del ministerio comentó: “Estamos dispuestos a trabajar con el nuevo Gobierno estadounidense para mejorar el diálogo y la comunicación, gestionar adecuadamente las diferencias, y perseguir unas relaciones estables y sostenibles entre China y EE.UU.”, dejando entrever una intención de cooperación a pesar de las tensiones existentes.

Curiosamente, otros líderes extranjeros han confirmado su asistencia, como el presidente de Argentina, Javier Milei, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, lo que contrasta con la ausencia de Xi. Las oficinas presidenciales de Ecuador y Paraguay también confirmaron que sus líderes planean asistir, lo que subraya la importancia diplomática del evento.

Expertos analistas sugieren que la elección de enviar a Han Zheng puede indicar que China está dispuesta a renunciar al protocolo para atender a los deseos de Trump. Sun Yun, director de un programa sobre China en el Stimson Center, afirmó que esto es una señal clara de que Beijing está abierto a negociar.

Danny Russel, del Asia Society Policy Institute, añadió que este movimiento es una estrategia para evitar que Xi sea solo un símbolo en la “coronación” de Trump y para no herir su ego.

La decisión de no enviar a Xi se produce en un contexto de creciente tensión entre las dos potencias. Los candidatos de Trump para su gabinete incluyen figuras conocidas por sus posturas dura hacia China, como el senador Marco Rubio, quien describe al gigante asiático como el “adversario más potente y peligroso” que Estados Unidos ha enfrentado.

Mientras que Beijing prefiere las conversaciones a alto nivel que podrían ayudar a estabilizar las relaciones, Trump ha mostrado preferencia por tratar asuntos directamente con otros líderes mundiales.

Cabe destacar que Xi ha hecho viajes importantes en el pasado, pero evita eventos de este tipo que podrían verse como una validación del liderazgo de otros, optando en ocasiones por enviar a vicepresidentes como representantes, como fue el caso de la coronación del rey Carlos III.

Con todo esto, muchos se preguntan cómo se desarrollarán las relaciones entre Estados Unidos y China en el futuro cercano. La decisión de Xi de abstenerse de asistir a esta ceremonia podría ser un precursor de tensiones aún mayores, mientras ambos países navegaban en un complejo entramado geopolítico.