La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha devastado la provincia de Valencia quedará grabada en la memoria colectiva como uno de los fenómenos meteorológicos más catastróficos de la historia contemporánea de España, marcando un antes y un después en el siglo XXI. Este fenómeno, resultado de la interacción de condiciones geográficas y meteorológicas, ha vuelto a demostrar que la Comunidad Valenciana es sensible a episodios de gota fría, generando lluvias torrenciales capaces de desencadenar inundaciones devastadoras en ríos y barrancos.

Particularmente en la región de l'Horta Sud, que ha sufrido una furia desmedida de las aguas, la devastación ha sido inesperada. Dolores, una vecina de la zona, expresa un sentimiento de incredulidad: “Esto es algo impensable. Aún no había nacido cuando ocurrió la gran riada de 1957, pero tengo 58 años y es la primera vez que experimento algo así”. En su calle, las casas de una sola planta, que alguna vez fueron un refugio, ahora son solo recuerdos llenos de lodo, donde los vecinos, entre lágrimas, tratan de rescatar lo poco que les queda.

Este acontecimiento ha generado un amplio debate en las redes sociales, donde ciudadanos se preguntan: ¿Por qué no se informó adecuadamente sobre la DANA? Las críticas a la falta de alertas y a los sistemas de aviso se multiplican. Expertos en meteorología advierten que ante el cambio climático, estos fenómenos extremos podrían ser más frecuentes, lo que hace aún más crucial contar con mecanismos eficaces de predicción y comunicación.

El gobierno regional ha empezado a coordinar esfuerzos para evaluar los daños y ofrecer asistencia a las familias afectadas. Sin embargo, la recuperación de l'Horta Sud no será rápida y requerirá tiempo, recursos y un enfoque integral para restaurar la normalidad en esta comunidad que hoy llora lo inesperado.