En un giro alarmante de los acontecimientos, Rusia ha lanzado cerca de cien ataques simultáneos en diversas localidades, incluyendo Kursk, Kurájove y Pokrovsk, marcando el primer uso combinado de drones y misiles en más de dos meses. Este despliegue militar es un claro indicativo de la intensificación de las hostilidades en el frente oriental de Ucrania.

Moscú está intensificando sus operaciones a lo largo de toda la línea de contacto, y el martes, las fuerzas rusas llevarían a cabo una serie de ofensivas particularmente agresivas en las regiones de Kurájove y Pokrovsk, en Donetsk. En estas áreas, aproximadamente 50.000 soldados rusos están en la batalla por desgastar las defensas ucranianas y recuperar el control de los territorios ocupados.

El Estado Mayor ucraniano ha reportado que Kurájove sigue siendo la zona más crítica, donde las fuerzas ucranianas han logrado repeler hasta 47 asaltos rusos. Mientras tanto, en la dirección de Pokrovsk, las tropas de Kiev lograron detener 28 ataques más, lo que subraya la feroz resistencia de los soldados ucranianos en esta región crucial.

En el territorio ruso de Kursk, las ofensivas rusas tampoco han tenido éxito, con al menos 20 intentos fallidos de romper las defensas ucranianas.

Además, la plataforma de análisis de la guerra DeepState ha indicado que, en las últimas horas, las fuerzas rusas han logrado avanzar en varios puntos del frente oriental, un desarrollo preocupante que podría tener implicaciones significativas para el conflicto.

Un alto representante del Gobierno de Kiev ha señalado el despliegue de fuerzas norcoreanas junto a los rusos en Kursk, lo que plantea interrogantes sobre la creciente colaboración militar entre Moscú y Pionyang. Este miembro del Gobierno informó a la agencia de noticias japonesa Kyodo que alrededor de 50.000 soldados de ambos países se han comprometido recientemente en combate contra las fuerzas ucranianas.

Mientras tanto, en Bruselas, el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, en un esfuerzo por reforzar el apoyo estadounidense a Ucrania ante la expectativa de un posible regreso de Donald Trump a la presidencia. Esta reunión se considera crucial para mantener la cohesión y el respaldo internacional hacia Ucrania en estos tiempos críticos.