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¡Impactante! Los deportados que Trump vinculó con el narcotráfico aterrizan en Colombia: “No somos narcos”

2025-01-28

Autor: Marta

Carlos Arias jamás pensó que se vería atrapado en un conflicto internacional entre Estados Unidos y Colombia. Este domingo, fue subido a un avión militar estadounidense, esposado de pies y manos, junto con otros 200 deportados. Mientras volaban, los agentes de migración los trataron de manera inhumana, llevando sus cabezas sobre las rodillas y burlándose de ellos al intentar ir al baño. El expresidente Donald Trump los catalogó como delincuentes, lo que provocó la furia del presidente colombiano, Gustavo Petro, quien decidió rechazar el aterrizaje de los vuelos. Trump no tardó en amenazar con una guerra comercial que podría tener consecuencias devastadoras para la economía colombiana. "Estuvimos 12 horas en condiciones deplorables", recuerda Arias, un camarero de 34 años.

La llegada de los deportados a Colombia, específicamente al aeropuerto El Dorado en Bogotá, generó gran expectación. Los colombianos se sorprendieron al escuchar sobre el trato que recibieron los migrantes, pues a diferencia de otros vuelos en los últimos cinco años, esta vez fue un asunto de relevancia internacional. Entre los deportados había 26 niños y niñas, quienes llevaban una bolsa plástica con sus pocas pertenencias, ya que las autoridades estadounidenses les habían confiscado el resto de sus cosas. La desesperación y el cansancio eran evidentes, y algunos de ellos, como Daniel Figueroa, se atrevían a denunciar los maltratos sufridos.

Es importante destacar que estos abusos son aún más alarmantes que los ocurridos durante la administración de Joe Biden. Al enterarse de cómo fueron tratadas estas personas, Petro no dudó en actuar, obligando a que dos vuelos regresaran a Estados Unidos. Trump, por su parte, utilizó esta situación para enviar un mensaje al mundo: implementó aranceles del 25% a productos colombianos, canceló visados de funcionarios colombianos y suspendió la expedición de visas en la Embajada de Bogotá. "¡No permitiremos que el Gobierno colombiano viole sus obligaciones legales para recibir a criminales!", clamó en un mensaje en redes sociales.

Los migrantes no tenían idea de la magnitud de la crisis descrita en los medios. Arias, que vino de Medellín, comparte que la información les fue dada de forma escasa. Su odisea comenzó en San Diego, donde su vuelo tuvo que detenerse en Houston por emergencias médicas, antes de regresar a Colombia. Una situación humillante y dolorosa, pues pasaron horas en un ambiente hostil. Una vez que pudieron comunicarse con sus familias, se enteraron de las declaraciones despectivas de Trump, quien dedicó frases fuertes hacia ellos. Arias y otros aseguraron que no son narcotraficantes, sino personas que migran en busca de una vida mejor.

El canciller colombiano, Luis Gilberto Murillo, aseguró que ninguno de los deportados tenía antecedentes penales, como para ser considerados criminales. Por su parte, Petro les dio la bienvenida a su regreso y reiteró que los migrantes deben ser tratados como seres humanos que buscan oportunidades dignas. Algunos, como Arias y Oquendo, amigos en la detención, ahora buscan la manera de regresar a Medellín con pocas pertenencias, sintiendo una mezcla de frustración y alivio por la llegada a su país.

Lo más sorprendente fue la respuesta del Gobierno de Trump, que afirmó que la crisis estaba superada al aceptar las condiciones colombianas. Mientras tanto, muchos en Colombia insisten en que la situación de los deportados debe mejorar y seguirán luchando por el respeto de sus derechos. Aunque el tratamiento en el avión colombiano fue más humano, muchos sienten que el presidente Petro también utilizó su situación para ganar protagonismo político.

Liliana Gutiérrez, quien espera a su sobrino Mateo, enfatiza que su familiar sólo buscaba oportunidades y que las palabras de Trump afectan la percepción de todas las personas colombianas. "No podemos dejar que generalicen. Todos merecemos respeto y dignidad", concluye, recordando la importancia de ver más allá de las etiquetas injustas.