En un giro inesperado de los acontecimientos, la extrema derecha liderada por Marine Le Pen ha decidido mantener en el poder al primer ministro conservador francés, Michel Barnier, en lo que fue la primera moción de censura en contra de su gobierno, llevada a cabo en la Asamblea Nacional este martes.

La moción, presentada por el Nuevo Frente Popular (NFP) el pasado viernes, no tenía muchas posibilidades de éxito dado que la Agrupación Nacional (RN) había anticipado su voto en contra. Y efectivamente, la RN lo cumplió, dejando a la oposición de izquierda con solo 197 votos de los 289 necesarios para lograr la mayoría absoluta.

El NFP contaba con el apoyo de sus 193 diputados, pero necesitaban los 142 votos de la extrema derecha. Esto sirvió para reafirmar el actual escenario político en Francia, donde la combinación de izquierda y ultraderecha podría haber llevado a la caída inmediata del gobierno, que está compuesto por el bloque macronista y los conservadores de Los Republicanos (LR), que apenas suman alrededor de 210 de los 589 diputados en la Asamblea.

La izquierda justificó su iniciativa diciendo que el Ejecutivo era un “gobierno de un partido destruido”, ya que se mantiene en el poder gracias al apoyo de aquellos que fueron rechazados por dos tercios del electorado en las últimas elecciones. Olivier Faure, líder socialista y promotor de la moción, expresó la necesidad de pronunciarse contra lo que calificó como un “déficit democrático” en el Gobierno de Barnier. En contraposición, Barnier criticó a la izquierda por intentar censurar su gobierno antes de que este pueda demostrar su efectividad.

La extrema derecha ha optado por no precipitarse en sus decisiones y ha declarado que no tiene intención de derribar el gobierno en este momento. Sebastien Chenu, portavoz de la RN, explicó: “Hemos decidido no caer en el caos. Vamos a darle la oportunidad a Barnier de desarrollar un proyecto, y si no funciona, tomaremos medidas”. Incluso, otros miembros del partido ultraderechista, como Guillaume Bigot, manifestaron que estaban dispuestos a participar en la votación solo si contaban con el apoyo del NFP.

A pesar del resultado favorable para Barnier, la moción de censura n°35 desde la pérdida de la mayoría absoluta en las elecciones legislativas de 2022 es un claro síntoma de la inestabilidad política que atraviesa Francia. Anticipando un posible colapso gubernamental, Le Pen ya ha insinuado que podría haber nuevas elecciones legislativas anticipadas, que podrían llevarse a cabo a partir de julio de 2025 si Macron lo considera necesario.

Con la designación de Barnier, Emmanuel Macron rompió con la tradición de nombrar a un primer ministro proveniente de la mayoría parlamentaria, al optar por un político de un partido que ya había sido derrotado en las elecciones. Esta estrategia ha suscitado críticas tanto del NFP como de otros partidos que consideran que su elección es un intento de mantener una “estabilidad institucional” a costa de las verdaderas demandas del electorado.

Esta semana, Barnier tiene también la tarea de presentar el proyecto de presupuestos para 2025, donde planea recortes en el gasto y un aumento de impuestos, lo que, según Faure, impactará gravemente a la clase media. La tensión política sigue creciendo en un clima donde las decisiones del gobierno serán observadas con atención y cualquier paso en falso podría desatar una nueva crisis en el sistema político francés.