Rachael Gunn, más conocida en el mundo del breaking como Raygun, ha tomado una decisión drástica: dejará de competir tras la controversia que rodeó su actuación en los recientes Juegos Olímpicos. La bailarina australiana se convirtió en el centro de atención —y memes— después de perder en las tres batallas que disputó, justo en el año en que el breakdance debutó en la arena olímpica. A sus 37 años y con una carrera académica como profesora universitaria, Gunn se sintió sumamente afectada por la respuesta negativa del público en París.

En una entrevista con la radio de Sydney, 2DayFM, Raygun compartió su desgano hacia las competencias: “No voy a competir más. Aunque disfrutaba del breaking, aspirar a competir nuevamente se siente demasiado complicado para mí”. Sin embargo, ha dejado en claro que no abandonará el baile por completo, ya que planea continuar disfrutando de esta forma de arte, pero sin la presión de competir a nivel profesional.

La controversia creció aún más después de que el breaking fuera excluido del programa olímpico para los Juegos de 2028 en Los Ángeles. A pesar de eso, Gunn ha afirmado que su decisión de retirarse es firme, incluso si el deporte regresara. Durante su participación en los Juegos, una petición online llegó a acumular 50,000 firmas acusando a Gunn de manipulación en el proceso clasificatorio, lo que llevó a su eliminación a instancias del Comité Olímpico Australiano (AOC). Ella califica estas acusaciones de teorías de conspiración como absurdas, y enfatiza: “Trato de quedarme con lo positivo y eso es lo que me impulsa a seguir adelante.”

Raygun ha demostrado que, a pesar de las dificultades, la pasión por el baile persiste. No obstante, la presión y las expectativas del alto rendimiento pueden ser abrumadoras, y su historia plantea interrogantes sobre el impacto de las redes sociales en los atletas. ¿Podrá superarse esta polémica y encontrar su camino de regreso al baile? Solo el tiempo lo dirá.