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¡Impactante! Joan, el militar de 21 años que violó a Gisèle Péligot: "No sabía lo que era el consentimiento"

2024-09-25

Joan K. se presenta ante el tribunal, visiblemente nervioso. Aunque está protegido por un cristal, su actitud es inquietante: parece no comprender la gravedad del caso que le ocupa, el más mediático de violencia sexual en Francia en décadas. Esta situación implica a 50 hombres en total, acusados de violar a Gisèle Péligot, quien fue drogada por su marido durante 10 años para ser sometida por otros, incluido Joan.

Hoy, Joan tiene casi 27 años y un hijo de seis. Este martes comenzó su declaración en un juicio que, a lo largo de un mes, ha revelado atrocidades inimaginables. A pesar de que reconoce algunos hechos, se niega a considerarlos como violación, argumentando que no sabía que ella estaba drogada. "Pensaba que ella estaba de acuerdo", asegura, lo que deja en duda su comprensión del concepto de consentimiento.

El caso de Joan K. es aún más escalofriante al ser el acusado más joven con solo 21 años. Existiendo una agravante por su condición de militar, su falta de responsabilidad es subrayada por el abogado de la víctima, Stéphane Babonneau, quien recuerda que un soldado debería saber la diferencia entre una persona consciente e inconsciente: "¿No es así?". Aún así, Joan no encuentra respuesta a esta pregunta crucial.

Su comportamiento durante el juicio es errático. Apenas se le entiende al hablar y muchas veces se muestra evasivo en sus respuestas. Su defensa es casi inexistente: "Si la ley dice que soy un violador, ¡pues seré un violador!", exclama con una indignación que parece infantil y superficial.

Joan visitó la casa de Dominique Péligot en dos ocasiones, en 2019 y 2020, en ambos casos mientras su esposa estaba inconsciente. Las grabaciones hechas por el esposo de Gisèle muestran que en ningún momento se solicitó el consentimiento. Estas pruebas, que se mostrarán a puerta cerrada el jueves, aumentan la gravedad de lo que este hombre intentó minimizar.

"Yo, en aquel momento, no sabía lo que era el consentimiento", se defiende. Sin embargo, sus palabras contrastan con la realidad de las grabaciones, que evidencian una clara falta de respeto hacia la víctima. En un intercambio directo con Péligot, él es confrontado: "Cuando hablamos le dije que era para violar a mi mujer". Además, hay un agravante adicional: Joan K. no utilizó preservativo.

Los informes psicológicos desmienten cualquier excusa de incapacidad mental; Joan tenía pleno conocimiento de sus acciones. Su perfil psicológico indica una personalidad borderline, lo que sugiere inmadurez emocional e impulsividad. La psicóloga que le evalúa comenta sobre un "componente adictivo, narcisista y una parte transgresora en su comportamiento". Gisèle Péligot, quien ha sufrido un calvario, se pregunta cómo esos 50 hombres pudieron actuar así mientras ella estaba completamente indefensa. La sociedad exige respuestas.