El Partido Popular Europeo (PPE) ha dado un inquietante giro hacia la ultraderecha, respaldando este miércoles en el Parlamento Europeo una resolución no vinculante que propone la creación de campos de deportación para solicitantes de asilo fuera de la Unión Europea. Este controversial modelo, similar a los que Italia ha establecido en Albania bajo el gobierno de la Primera Ministra Giorgia Meloni, ha sido apoyado también por el Partido Popular español en una votación casi unánime, a pesar de las vacilaciones previas de su líder, Alberto Núñez Feijóo.

Esta resolución no solo apoya los campos de deportación, sino que también demanda un endurecimiento de las políticas migratorias, incluyendo la financiación de "barreras físicas" en las fronteras y un aumento del personal en la agencia europea de fronteras, Frontex. La votación se llevó a cabo justo antes de que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, visitara Albania, país en el que se han suscitado controversias por acoger estos campos.

El PPE ha roto efectivamente el 'cordón sanitario' que había intentado mantener contra la extrema derecha, aliándose con estos grupos en la introducción de varias enmiendas, que incluyen la desfinanciación de la agencia de la ONU para los refugiados. Esta acción ha generado críticas por parte de socialistas, liberales y otros sectores de la izquierda, quienes argumentan que este tipo de medidas son ilegales y representan una grave violación de los derechos humanos.

Dolors Montserrat, eurodiputada del PP, no dudó en responsabilizar al Gobierno de Pedro Sánchez por la crisis migratoria, afirmando que la inacción del Ejecutivo ha puesto en riesgo tanto la seguridad de la UE como la de los propios migrantes. Además, Iratxe García, presidenta del grupo socialista en el Parlamento Europeo, expresó su fuerte oposición a los campos de internamiento, argumentando que son una renuncia a los valores fundamentales de la Unión.

La controversia no termina aquí: von der Leyen también ha mencionado que la Comisión está considerando diseñar un marco para la creación de estos campos de deportación a nivel europeo, argumentando que estas medidas pueden servir para "extraer lecciones prácticas". A medida que la situación en torno a la migración se intensifica, se vislumbran mayores dificultades para los solicitantes de asilo.

La lucha por la migración no solo afecta a la UE, sino que ha llevado a Bruselas a establecer una colaboración con países africanos como Malí y Senegal. Este enfoque busca externalizar las responsabilidades migratorias, enviando recursos a cambio de la contención de flujos migratorios.

Así, la UE se encuentra en un momento crítico donde se enfrenta a una creciente presión para gestionar la crisis de migración, lo que ha derivado en un aumento en el apoyo a medidas extremas. La controversia del acuerdo con Túnez también ha sido foco de críticas, especialmente por la falta de transparencia en respecto a derechos humanos antes de firmar acuerdo alguno.

Así que, ¿está la UE realmente tomando las decisiones correctas al optar por estas políticas restrictivas? ¡Los próximos meses podrían traer cambios trascendentales en la política migratoria europea!