Sigue la última hora del conflicto entre Rusia y Ucrania, donde las tensiones se intensifican cada día más, con líderes clave como Vladímir Putin y Volodímir Zelenski en el centro del drama.

El día comenzó con un ataque devastador sobre Kiev, donde las fuerzas rusas lanzaron un bombardero masivo con misiles balísticos y norcoreanos, infligiendo severos daños y resultando en varias víctimas entre la población civil. El alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, reportó varias explosiones que causaron daños materiales en diferentes distritos, mientras que la Fuerza Aérea ucraniana afirmó haber interceptado muchos de estos misiles.

Zelenski, por su parte, ha cobrado protagonismo, especialmente luego de que fotos de tanques ucranianos aparecieran en el puerto de Bilbao, llevando a especulaciones sobre un nuevo envío de material militar desde España para reforzar las capacidades defensivas del país. Esto coincide con la decisión de Ucrania de detener el tránsito de gas ruso en 2025, lo que representa un cambio significativo y busca deshacerse de la dependencia energética de Rusia.

A medida que el conflicto se intensifica, las acusaciones de ataques a edificios históricos entre ambos países se vuelven comunes, generando una atmósfera de resentimiento y venganza. El Ministerio de Cultura de Ucrania señaló la destrucción de la catedral de San Nicolás en Kiev por bombardeos rusos, lo que provocó condenas internacionales por los daños a patrimonios culturales.

En otro frente, el primer ministro ucraniano, Denís Shmigal, defendió la decisión de finalizar el acuerdo de tránsito de gas para dejar de financiar a Rusia con el costo de la sangre ucraniana. Así lo reafirmó Zelenski en la cumbre de la Unión Europea, donde instó a fortalecer el apoyo militar a Ucrania, argumentando que las garantías europeas no son suficientes frente al peligro ruso.

Mientras tanto, las tensiones siguen aumentando tras el reciente ataque ruso a las embajadas de varios países en Kiev, que ha levantado protestas internacionales y agravado la crisis humanitaria en la región. La guerra, que entra en su tercer año, muestra pocas señales de cesar, mientras las fuerzas en conflicto continúan intercambiando ataques aéreos y misiles, dejando una estela de desolación a su paso.

En conclusión, la situación en Ucrania sigue siendo tensa y volátil. Las potencias mundiales deben intensificar sus esfuerzos para buscar una paz duradera, apoyando claramente a un país que lucha por su soberanía.