España y Marruecos se encuentran en la fase final de la apertura de las aduanas en Ceuta y Melilla, después de más de dos años de negociaciones complejas. Esta decisión es parte de un acuerdo más amplio aprobado por ambos países en la visita histórica del presidente español, Pedro Sánchez, a Rabat en abril de 2022. Enfocado en el conflicto del Sahara, este entendimiento ha suscitado tanto expectativas como preocupaciones sobre la soberanía comercial de las ciudades autónomas.

La apertura de la aduana en Ceuta, que nunca ha existido previamente, y la reapertura de la aduana de Melilla, cerrada unilateralmente por Marruecos en agosto de 2018, es vista como una victoria para España, que cambió su postura hacia la cuestión saharaui para facilitar estos avances. Sin embargo, la implementación ha enfrentado múltiples retrasos, y aunque se esperaba que las aduanas abrieran el 2 de enero, aún no hay una fecha confirmada debido a la documentación pendiente para las mercancías que cruzarán la frontera. Empresarios locales se han estado preparando para estos primeros envíos, pero la incertidumbre sigue latente.

El presidente de Melilla, Juan José Imbroda, ha expresado su preocupación ante la posibilidad de que el comercio local no se vea beneficiado y que Melilla pierda soberanía económica. Esto se debe a su interpretación de que solo los productos fabricados en las dos ciudades podrían ser exportados a Marruecos. Sin embargo, fuentes cercanas a la negociación han rechazado esta assertiva, afirmando que aunque Marruecos había planteado esta idea, la delegación española la descartó.

A pesar de las controversias, se ha acordado que inicialmente habrá un solo camión diario por puesto de aduana, con un horario limitado. Los vehículos permitidos serán camiones no articulados, sin remolque, y no se aceptarán furgones ni contenedores. Esto indica que el intercambio comercial será muy restringido, siendo un primer paso hacia una normalización que podría beneficiar a ambas naciones a largo plazo.

Los productos que se comerciarán incluyen la importación de frutas, legumbres y pescados desde Marruecos, mientras que España exportará productos de higiene, electrodomésticos y electrónica. Sin embargo, la situación con el régimen de viajeros permanece incierta, dado que actualmente no se permite a quienes cruzan la frontera llevar productos adquiridos en el otro lado.

Tras años de reuniones y pruebas piloto, la apertura de estas aduanas representa un cambio significativo en las relaciones económicas entre España y Marruecos. Sin embargo, efectivamente, la transición de un comercio atípico y muchas veces clandestino hacia un marco comercial regulado es un reto que todavía deberá ser enfrentado. La apuesta por un comercio más formal podría sentar las bases para una colaboración más sólida entre ambos países en el futuro.