El año 2024 ha resultado ser un período complicado para la carrera de Bertín Osborne. A nivel profesional, ha enfrentado serios problemas de salud que afectaron su gira, llevándolo a cancelar varios conciertos programados. En lo personal, las circunstancias no han sido mucho más favorables. El año comenzó con el nacimiento de su último hijo, fruto de su relación con Gabriela Guillén.

Inicialmente, Bertín se mostró reticente a aceptar su paternidad, distanciándose de Gabriela. Ante la creciente tensión, Guillén decidió llevar el asunto a los tribunales, pero afortunadamente no fue necesario llegar a un juicio, ya que el cantante cambió de opinión y reconoció su paternidad.

Desde entonces, durante el verano, la comunicación entre ambos ha sido constante y cordial, a pesar de no haberse mostrado juntos públicamente. Gabriela ha afirmado sentirse satisfecha porque la prioridad siempre ha sido el bienestar de su hijo. "Hoy por hoy, no me duele nada de lo que haga él. Estoy feliz con mi hijo. Él se lo está perdiendo, pero yo ya no espero nada", comentó la empresaria. Además, confesó que comparte fotos de su hijo con Bertín, quien siempre reacciona de manera cariñosa.

Durante una reciente entrevista, Gabriela afirmó que el niño tiene derecho a conocer a su padre, enfatizando la importancia de la figura paterna en la vida de su hijo. "Yo no tengo padre, y mi hijo tiene derecho al cariño de su padre", subrayó.

Uno de los momentos críticos que abordó fue el bautizo de su hijo, celebrado en Valencia en marzo, donde la ausencia de Bertín fue notoria. Aunque en un inicio evitó comentar sobre esto, ahora ha explicado que la razón por la que Bertín no estuvo presente fue por motivos de salud. "No lo invité a Bertín; invité al Turronero. Bertín estaba malo, con Covid", aclaró.

A pesar de los altibajos en su relación, Gabriela mencionó que la comunicación ha mejorado e incluso han tenido diálogos reconfortantes tras la pérdida del padre de Bertín. "Cuando falleció su padre, le di el pésame y me comentó que le gustaría vernos. Hemos estado hablando bastante, y ahora parece más tranquilo y receptivo. Con el tiempo, las cosas pueden mejorar, no lo presiono", concluyó Gabriela.

La historia entre Gabriela y Bertín refleja la complejidad de las relaciones modernas, donde el amor y la paternidad pueden convivir con los conflictos y las dificultades. Ambos buscan lo mejor para su hijo, demostrando que, a pesar de las circunstancias, el bienestar familiar puede y debe ser lo primordial.