En el último partido, la selección española demostró que su grandeza no depende de nombres individuales. Aunque faltaron figuras clave como Unai, Carvajal, Rodrigo, Le Normand y Lamine, la Roja volvió a impresionar con una victoria contundente en Copenhague, que no solo le otorgó tres puntos, sino también el liderato asegurado en la fase de grupos de la Nations League. Esto significa que se garantizará el factor campo en los futuros cruces de cuartos de final programados para marzo, lo que añade un componente crítico a su meta de conquistar Europa nuevamente.

No era fácil enfrentar a Dinamarca, un país que históricamente ha dejado huella en el fútbol europeo. Hace décadas, la selección danesa era sinónimo de calidad con jugadores como Laudrup y Eriksen. Sin embargo, hoy en día, el verdadero poder reside en el equipo español, actual campeón de la Nations League y de la Eurocopa. En el Parken de Copenhague, la misión era clara: no solo obtener un punto, sino demostrar un dominio absoluto.

El seleccionador español, De la Fuente, optó por una alineación innovadora, presentando una dupla inédita de laterales con Porro y Cucurella, y un centro del campo muy versátil. Desde el principio, se evidenció que la presión sería intensa, ya que Dinamarca comenzó tratando de ahogar el juego español. Sin embargo, España, tras unos minutos para adaptarse, logró desactivar la presión con su característico estilo de juego rápido y fluido.

La defensa danesa, aunque organizada, mostró debilidades. En cuanto Mikel Merino filtró un pase mágico a Oyarzabal, se hizo evidente que el 0-1 llegaría rápido. Oyarzabal, con su calma habitual, finalizó de manera brillante, recordando los días de esplendor del tiki-taka en el fútbol español, un arte que se había gestado precisamente en tierras danesas hace ya 17 años.

Tras abrir el marcador, España no se relajó. Continuó dominando el partido con triangulaciones y jugadas creativas. Olmo fue el faro de cada ataque, mientras que Zubimendi, en su crecimiento como jugador clave, orquestaba el juego con maestría. La portería también fue bien custodiada por David Raya, que se ha afianzado en la titularidad ante la ausencia de Unai Simón, quien pronto debería regresar, generando un dilema encantador para De la Fuente.

El segundo gol llegó en el minuto 57 con una jugada brillante que volvió a demostrar la inercia positiva del equipo. Ayoze, con su finura habitual, concretó una asistencia de Olmo que dejó a la afición española extasiada. Aunque hubo momentos de tensión con lesiones y un susto por un tiro al poste de Isaksen, el ambiente en el estadio era de celebración, y el marcador reflejó la superioridad española.

Finalmente, el partido concluyó con una victoria decisiva, reafirmando el dominio de España en el fútbol europeo. A medida que se acerca la segunda fase del torneo, la motivación y la cohesión del equipo parecen inquebrantables. ¡Así que prepárense! Juegue quien juegue, el futuro de La Roja es brillante y promete más emociones.