En un impactante incidente durante la celebración del crucial partido de LaLiga EA Sports entre Sevilla Fútbol Club y Real Betis Balompié, que tuvo lugar el pasado 6 de octubre en el Estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla, la Policía Nacional ha intervenido tras un grave accidente relacionado con el uso de pirotecnia.

Un grupo masivo de aficionados del Sevilla F.C., encabezado por los conocidos ultras Biris Norte, marchaba en un ambiente festivo hacía el estadio, pero lo que comenzó como una celebración se tornó en tragedia cuando un artefacto explosivo fue lanzado hacia la multitud. Este artefacto, que se disparó a gran velocidad, impactó directamente en la cara de una niña de tan solo 14 años, provocándole heridas severas que requirieron más de 20 puntos de sutura.

El suceso no solo dejó a la menor herida, sino que también ocasionó un pequeño incendio en una zona ajardinada cercana, lo que generó un caos adicional en un momento que debería haber sido de celebración.

La respuesta de las autoridades no se hizo esperar. Ante la gravedad del incidente, se inició una investigación inmediata para determinar la identidad del responsable de esta peligrosa acción. Tras un exhaustivo trabajo por parte de los investigadores, se identificó a un hombre de 40 años, vinculado estrechamente con el grupo ultra Biris Norte. Este individuo, cuyo nombre no ha sido revelado, fue arrestado el 18 de noviembre bajo el cargo de lesiones. Sin embargo, la Policía decidió mantener el arresto en secreto durante un mes, lo que ha generado críticas sobre la falta de transparencia en la gestión de estos incidentes.

Este incidente no es aislado. La Policía Nacional ha informado que en los últimos encuentros considerados de Alto Riesgo, han logrado desactivar varios potenciales conflictos y esclarecer hechos comprometidos, mostrando su firme compromiso con la seguridad en los eventos deportivos. La controversia sobre el uso de pirotecnia en los estadios sigue alimentando el debate sobre la cultura de la afición en España, donde varios grupos siguen utilizando estos dispositivos a pesar de los riesgos que representan. ¡La pregunta permanece en el aire: se tomarán verdaderas medidas para erradicar esta peligrosa costumbre?