Un valiente bombero ha roto el silencio tras un reciente evento donde decidió no saludar al presidente Mañueco. En sus propias palabras: «Le dije cuatro verdades, pero siempre con respeto». Este acto de firmeza deja claro un profundo malestar con la forma en que se valora la labor de los profesionales que combaten el fuego.

El agente forestal, aunque prefiere mantenerse en el anonimato para evitar ser el centro de atención, expone su clara frustración: "Nos valora muy poco o nada, ni nuestro trabajo ni al operativo". No dudó en recordar a los compañeros caídos y desafiar las declaraciones del consejero de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, quien había calificado a los bomberos como un "puto despilfarro".

El encuentro, que él describe como un “circo mediático”, no abordó los problemas reales que enfrentan su profesión y la constante amenaza de incendios. "No se dio visibilidad a lo que realmente importa", afirmó.

Este forestal, que ahora es indefinido tras 18 campañas de lucha contra incendios, revela su lucha constante: "Soy autónomo porque de esto no se puede vivir". Aunque ama su trabajo, deja claro que su dedicación no es por el dinero ni por las duras condiciones que enfrenta.

Su valentía destaca en un momento donde la profesión está en la cuerda floja, expuesta a la falta de reconocimiento y el riesgo constante en el campo. Los incendios arrasan en silencio, pero sus voces exigen ser escuchadas. La pregunta es: ¿cuánto más podrán resistir sin apoyo adecuado?