¡Escándalo en el Estudio Juan Codina! Dos alumnas denuncian agresiones sexuales por parte del fundador
2024-11-06
Autor: Marta
En un impactante giro de los acontecimientos, dos antiguas alumnas del Estudio Juan Codina, ubicado en Madrid, han denunciado al actor y director de la escuela, Juan Codina, por agresiones sexuales. Miranda Yorch y B. S. han compartido sus inquietantes experiencias con el diario EL PAÍS, revelando cómo Codina, un reconocido actor premiado, abusó de su posición de poder durante las fiestas de fin de curso.
Miranda Yorch, de 24 años, relata un inquietante incidente que tuvo lugar en junio de 2019, cuando apenas tenía 19 años. Yorch, que ya había participado en la serie HIT, afirma que Codina la encerró en un baño y la agredió sexualmente: "Fui penetrada por él de varias formas y sin protección", detalla angustiada. Por su parte, B. S., un joven de 21 años, también describe un episodio perturbador que ocurrió en una fiesta de fin de curso en junio de 2022, cuando Codina se abalanzó sobre él y lo besó a la fuerza frente a otros alumnos. Ambos denunciantes no se conocieron hasta este verano y Yorch ha comenzado a recibir asesoría legal para formalizar su denuncia.
La respuesta del Estudio Juan Codina no se hizo esperar. El equipo directivo anunció el domingo pasado la "suspensión permanente" de Codina en cualquier ámbito relacionado con la institución, asegurando estar comprometidos con el apoyo a las víctimas.
A través de su cuenta de Instagram, Yorch decidió revelar su traumática experiencia, acompañando su declaración con un video de Codina en el Teatro La Abadía, que fue rápidamente retirado tras la denuncia. La respuesta del teatro fue inmediata, lamentando el posible daño causado y prometiendo colaborar con las investigaciones.
El escándalo ha sacudido al mundo del teatro, donde varias voces han alzado la mano para apoyar a las víctimas. Seis antiguos alumnos consultados han hablado de la atmósfera de poder que presidía el Estudio, destacando cómo Codina normalizaba comportamientos inapropiados, como fumar porros en clase y mantener relaciones ambiguas con sus estudiantes. La presión para encajar en esta dinámica era considerable, ya que muchos jóvenes comenzaron su formación a los 18 años, con la esperanza de abrirse camino en un sector altamente competitivo donde la mayoría lucha por sobrevivir.
Yorch continuó sus estudios a pesar de lo sucedido, profundamente afectada pero incapaz de verbalizar su trauma. A medida que pasaron los años, comenzó a reconceptualizar su experiencia por medio de un proceso de transición personal y emocional, que culminó en su decisión de hablar, convencida de que guardar silencio había sido devastador.
Por otro lado, B. S., que también compartió su experiencia con EL PAÍS, reveló más detalles sobre su tiempo en la escuela, expresando cómo siempre sintió la presencia de un 'creador' que imponía una cultura de temor y silencio. La situación se tornó intolerable, y a pesar del apoyo de sus compañeros, la falta de acción por parte de la escuela dejó una marca indeleble en su vida. Dos años después de su experiencia, B. S. se ha alejado de la interpretación y ha encontrado la manera de redescubrir su amor por el arte lejos del lugar que lo traumatizó.
Este caso ha puesto en el foco la necesidad urgente de proteger a los jóvenes artistas y de establecer protocolos que aseguren un entorno seguro. Los casos de violencia y abuso necesitan ser escuchados y abordados de manera contundente, y las denuncias de Yorch y B. S. son un llamado a la acción para todos aquellos que han permanecido en silencio por demasiado tiempo.