La brigada 'Anna de Kiev', considerada un modelo de modernización para el Ejército de Ucrania y entrenada principalmente en Francia, se enfrenta a una crisis sin precedentes que podría arruinar su reputación. Desde su formación, de los 4.500 soldados que integran esta unidad de élite, un impactante 1.700 ha decidido desertar, muchos de ellos antes de ser enviados al frente de batalla, según informa el reconocido periodista ucraniano Yuriy Butusov.

En 2022, el presidente francés Emmanuel Macron anunció la creación de esta unidad durante las ceremonias conmemorativas del Día D en Normandía. A su vez, Volodímir Zelenski, el presidente de Ucrania, la presentó como un avance hacia la creación de un ejército alineado con los estándares de la OTAN. Sin embargo, en menos de un año, este proyecto emblemático se ha convertido en el blanco de severas críticas tanto internas como externas.

Las falencias en la logística y el material han salido a la luz de manera alarmante. La escasez de drones, la reasignación de artillería a otras unidades y el colapso logístico han afectado gravemente la moral de los soldados. Durante una rueda de prensa convocada para abordar estas acusaciones, el comandante de la brigada, Taras Maksímov, intentó desmentir los problemas, aunque su creciente nerviosismo era evidente. Horas más tarde, su superior, Myjailo Drapatyj, admitió la existencia de problemas, aunque minimizó su gravedad, lo que generó aún más sospechas.

Este descontento no se limita solo a la brigada 'Anna de Kiev'. Drapatyj ha señalado que las deserciones y las tensiones en las filas son un reflejo de los problemas estructurales del ejército ucraniano, que sufre de una falta crítica de personal y de un liderazgo lastrado por la herencia soviética. La centralización del mando y la cultura autoritaria de los oficiales de alto rango han obstaculizado el verdadero proceso de modernización del ejército, según un informe de T-Online.

La crítica militar Franz-Stefan Gady, del International Institute for Strategic Studies, ha advertido que, aunque tras la anexión de Crimea en 2014 se ha formado una nueva generación de oficiales, la transición a estándares occidentales sigue siendo muy incompleta. Los informes sobre corrupción y abuso de poder en las altas esferas del mando son noticia recurrente, lo que genera dudas sobre la efectividad del entrenamiento recibido.

Valery Markous, un soldado convertido en influencer, destaca que muchos soldados temen a sus superiores debido al ‘espíritu postsoviético’ que aún prevalece en los altos mandos militares. Este ambiente restrictivo ha limitado la efectividad operativa y ha dado al traste con los intentos de reforma, dejando a las tropas en una situación insostenible. Mientras tanto, el ejército ucraniano, ya fatigado por el uso intensivo de sus recursos humanos y la creciente presión en el este del país, enfrenta una crisis existencial que se manifiesta de manera trágica en las deserciones de la brigada 'Anna de Kiev', señal de problemas mucho más profundos que afectan a las fuerzas armadas de Ucrania. ¡El futuro del ejército ucraniano está en juego!