José Manuel Albares, el actual ministro de Asuntos Exteriores, ha restado importancia a la reciente fotografía del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Víctor de Aldama, una figura central en el 'caso Koldo'. En declaraciones que han generado debate, Albares explicó que en eventos políticos donde hay cientos de asistentes, es común tomar numerosas fotos.

"Colecciono fotos con un sinfín de personas que no conozco", afirmó Albares, enfatizando que es crucial tener en cuenta el contexto en el que se captura cada imagen. Aclaró que hay una gran diferencia entre una foto tomada en un evento público y aquellas que reflejan situaciones más íntimas, como compartir vacaciones en un yate.

El ministro utilizó una comparación llamativa, haciendo referencia a una foto anterior de Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, muy criticada por aparecer junto al narcotraficante Marcial Dorado. Albares aseguró que, en contraste con la imagen actual de Sánchez, ambas no reflejan el mismo grado de cercanía.

"No dejemos que se confunda la naturaleza de estas imágenes", defendió el ministro, insistiendo en que el presidente cuenta con "miles de instantáneas similares" con ciudadanos cuyos nombres no son relevantes. Esta declaración ha abierto una polémica que sigue provocando reacciones tanto a favor como en contra.

Además, esta controversia surge en un contexto donde la imagen pública de los políticos está bajo un escrutinio feroz, y varios intentos de desprestigiar a figuras prominentes han mostrado cómo las fotos pueden ser utilizadas en campañas de desprestigio. En un país donde la política y el crimen organizado han chocado en múltiples ocasiones, este tipo de comparaciones puede tener repercusiones importantes.

Las redes sociales han estallado con comentarios sobre esta situación, y muchos se preguntan: ¿Es realmente posible que una foto en un acto público pueda relacionarse con la moralidad de un líder político? El tiempo nos dirá cómo se desarrollará esta historia.