Las Fuerzas Armadas de Israel llevaron a cabo un ataque aéreo en la madrugada del sábado (05.10.2024) contra una mezquita situada junto al hospital Salah Ghandour en Bint Jbeil, al sur de Líbano, a tan solo cinco kilómetros de la frontera. Israel afirmó que la mezquita servía como un centro de mando del grupo chiita Hezbolá, y aseguró haber hecho contacto con residentes locales para verificar la presencia de milicianos en la zona.

Según un comunicado oficial, "el centro de mando era utilizado por los terroristas de Hezbolá para orquestar y realizar ataques contra las fuerzas del Ejército y el Estado de Israel". Este bombardeo marca un punto crítico en el aumento de la violencia entre Israel y el movimiento proiraní en Líbano, siendo el primer ataque de este tipo desde el inicio de intercambios de disparos transfronterizos entre ambas partes.

El hospital, administrado por el Comité Islámico de Salud, asociado a Hezbolá, informó que al menos nueve de sus médicos y enfermeras resultaron heridos debido al ataque. En este momento, la mayoría de los heridos se encuentran en estado grave. Tras recibir una advertencia de evacuación por parte de Israel, el caos reinó en el recinto médico.

El director del hospital, Mohammed Sleiman, indicó que el lugar experimentó un "impacto directo" y requirió una evacuación de emergencia. La agencia libanesa NNA reportó que el área donde se ubica el hospital fue blanco de "bombardeos israelíes", acentuando la preocupación por la seguridad de la infraestructura médica en la región.

El conflicto ha tenido un efecto devastador en el sector de salud en el sur de Líbano. Este viernes, al menos cinco hospitales fueron evacuados como resultado de los constantes bombardeos, y muchas instalaciones han dejado de funcionar. Se estima que hasta ahora, 102 trabajadores sanitarios han perdido la vida en medio de este conflicto, reflejando la peligrosidad del entorno en el que operan. Cuatro hospitales en el sur del país han quedado completamente inoperativos debido a los repetidos ataques, lo cual genera una creciente preocupación por la atención médica de la población.

La situación es cada vez más crítica y las organizaciones humanitarias advierten que se necesita un alto el fuego inmediato para evitar una catástrofe humanitaria en la región.