El Real Madrid logró salir adelante en un partido crucial, donde la presión estaba en su punto máximo tras un debut difícil en la Supercopa de Arabia. No solo necesitaban ganar; debían demostrar que estaban vivos, que la fe de sus aficionados no había sido en vano. El equipo llegó a esta etapa sin olvidarse de Yeda, donde la derrota había dejado cicatrices, y finalmente, fue Endrick, quien con dos goles espectaculares, logró dar la vuelta a la situación. El segundo gol, un impresionante tanto de tacón, fue verdaderamente un momento providencial que reclamaba más atención del club hacia el joven jugador.

El entrenador Carlo Ancelotti hizo seis cambios en la alineación después del desastre en Yeda, buscando recuperar la esencia del equipo que ha sido tan exitoso. Entre estos cambios estuvo Asensio, un jugador que aún no ha probado su verdadero valor en el club, pero logró hacer un aporte significativo durante el partido. Fran García ocupó el lugar de Mendy, y Tchouameni regresó a su posición natural, aunque aún enfrenta críticas por sus actuaciones pasadas. Ceballos y Modric intentaron mantener el medio campo más sólido, mientras que Brahim demostró que es un talentoso que puede brillar al lado de figuras como Rodrygo.

En el Celta, la línea que divide a los titulares de los suplentes es más difusa, pero los jugadores importantes estaban en el campo. Sin embargo, los aficionados del Madrid esperaban ver un equipo más comprometido, que ofreciera un esfuerzo sólido y mostrado. Desafortunadamente, la primera parte del juego fue esquemática, y el Madrid apenas logró crear oportunidades, permitiendo que el Celta intentara aprovechar sus debilidades, que casi se tradujo en un gol en el poste.

Sobre el penalti no sancionado y el espectacular gol

El desenlace del primer tiempo se tornó aún más incierto cuando un penalti claro no fue sancionado a favor del Celta. Pero la suerte sonrió al Madrid cuando, a renglón seguido, Mbappé hizo lo que mejor sabe hacer: ¡marcar un gol espectacular! Después de una magnífica carrera de 40 metros, desorientó con una bicicleta y disparó a la red, provocando un estallido de júbilo en las gradas. El festejo de Mbappé fue cargado de emociones; la afición pareció comprender que, a pesar de las críticas, el equipo aún tiene calidad para competir al más alto nivel.

Sin embargo, el partido no estuvo exento de tensión. El segundo gol de Vinicius pareció sentenciar el encuentro y aplacar los nervios, pero el encuentro se tornó caótico en los minutos finales, con un Celta que aprovechó cada error del Madrid. Un regalo de Camavinga permitió que el Celta recortara distancias, llevando a los merengues al borde del pánico. En un giro dramático, Asensio hizo un penalti que empujó el partido a la prórroga, obligando a Ancelotti a recurrir a la energía de Bellingham para intentar controlar la situación.

Endrick fue la gran estrella de la noche, y en la prórroga, le mostró a todos su calidad con su segundo gol, un ejemplo perfecto de su potencial. Con este triunfazo y sus goles, el Madrid no solo avanzó a los cuartos de final; también envió un mensaje claro: ¡no subestimen a estos jóvenes talentos! La jornada cerró con una sensación de esperanza renovada, recordando a la afición que el camino está lleno de desafíos, pero también de momentos de grandeza. ¡El Madrid sigue vivo y promete dar mucho de qué hablar!