Salud

El trastorno alimentario silencioso que acecha a nuestros niños: ¡Lo que debes saber!

2024-10-01

Los niños quisquillosos con la comida han existido desde siempre. Sin embargo, si un niño se niega a comer macarrones si no los prepara su madre o decide eliminar un alimento de su dieta por el simple hecho de que su marca favorita ha desaparecido, podría estar ocultando un trastorno alimentario más complejo de lo que se imagina.

Desde hace aproximadamente diez años, el trastorno de evitación/restricción de la ingesta de alimentos (TERIA) ha sido reconocido por la American Psychiatric Association. Conocido en inglés como ARFID, este trastorno se caracteriza por un rechazo extremo a ciertos alimentos, lo que puede llevar a una significativa pérdida de peso, déficits nutricionales y problemas en el funcionamiento social y emocional. De hecho, el TERIA afecta a un 3,2% de los niños de entre 8 y 13 años, siendo el 70% de ellos varones según el Dr. Eduard Serrano, Jefe de la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Hospital Sant Joan de Déu.

"El rechazo a los alimentos puede causar una disminución del peso que interfiere con el crecimiento y la salud general del niño. En los casos más graves, los pacientes son ingresados y alimentados a través de una sonda", revela Serrano, quien trata actualmente a tres niños con esta condición.

El infrapeso es común en otros trastornos de la conducta alimentaria, y sumado al escaso conocimiento sobre el TERIA en varios centros médicos, lleva a que muchas veces sea infradiagnosticado. Este trastorno ha sido denominado 'el trastorno silencioso', ya que, a pesar de su prevalencia, es uno de los menos estudiados.

La diferencia clave entre el TERIA y otros trastornos como la anorexia o la bulimia es que los niños con ARFID no sienten un miedo a aumentar de peso ni presentan distorsión de la imagen corporal. Según la psicóloga clínica Bárbara Citoler, "generalmente, nos encontramos con niños que desean recuperarse".

El Instituto Karolinska señala que la heredabilidad del TERIA es alarmante, alcanzando un 70-85%, lo que la sitúa entre los trastornos mentales que más frecuentemente son transmitidos de padres a hijos. Serrano destaca que el perfil ansioso es el más común entre los casos, representando el 50% de ellos. Sin embargo, también es habitual que un niño presente múltiples perfiles.

Por ejemplo, se han registrado casos de niños con trastornos del espectro autista (TEA) que tienen dificultades alimentarias significativas. Citoler menciona que, en su unidad, han tratado a una niña con un trasplante de pulmón que no podía ingerir alimentos y dependía completamente de una sonda.

Aunque es menos común, el TERIA también puede afectar a adultos. La psicóloga Toñi Amaro ha tratado a jóvenes de entre 20 y 22 años que solo fueron diagnosticadas como adultas, evidenciando que este trastorno no es solo cosa de niños. Un caso particular involucró a una mujer que tras el divorcio de sus padres, desarrolló una alimentación restrictiva que solo incluía unos pocos alimentos y sufrió una desnutrición grave.

Es crucial abordar el TERIA desde un enfoque multidisciplinario para una recuperación efectiva. El tratamiento debe incluir a la familia del paciente, ya que jugará un papel vital en el proceso de recuperación, ayudando a modificar hábitos alimentarios y ofreciendo apoyo emocional. Además, es importante desarrollar una relación de confianza con el paciente para trabajarlo desde la raíz de sus miedos y hábitos alimentarios.

En resumen, el trastorno alimentario evitativo es una condición que merece atención y acción, en especial en un mundo donde la alimentación es central para el desarrollo y la vida social de los niños. Ignorarlo puede llevar a consecuencias graves y duraderas en su bienestar.