Cuando se habla de superordenadores, muchas veces se pierde la perspectiva de lo que significa realmente su potencia. Se habla de exaflops, operaciones por segundo, y tecnología de microprocesadores. Sin embargo, la reciente activación del superordenador El Capitán en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (LNNL) en California, marca un hito que merece ser destacado.

Retrospectivamente, en 1998, el superordenador más potente era el Blue Pacific, también en el LNNL, pero El Capitán es una bestia completamente diferente, equivalente a 775.000 unidades de Blue Pacific. ¡Increíble!

Con un costo de 600 millones de dólares, este superordenador será clave para tareas críticas y clasificadas, especialmente en lo que respecta a la seguridad del arsenal nuclear de Estados Unidos, una función vital en la era moderna donde las pruebas nucleares subterráneas están prohibidas desde 1992.

El foco de investigación se centrará en la seguridad nacional, el descubrimiento de materiales, la física de alta densidad energética y el diseño de armas, entre otras funciones sensibles. Esto no solo asegura el poderío militar del país, sino que también aborda los retos tecnológicos del futuro.

El Capitán fue reconocido como el ordenador más rápido del mundo cuando alcanzó una puntuación de 1,742 exaFLOPS en el benchmark High-Performance Linpack (HPL), lo que le convierte en el tercer sistema capaz de operar a velocidades de computación de exaescala, con un rendimiento máximo impresionante de 2,746 exaFLOPS.

Para poner eso en perspectiva, una operación de punto flotante es un cálculo matemático y el rendimiento se mide en operaciones de punto flotante por segundo (FLOPS). Mientras que los laptops más avanzados ofrecen varios cientos de gigaFLOPS, un exaFLOP equivale a un trillón de operaciones por segundo. ¡Un salto gigantesco en capacidad!

El siguiente en la lista es el superordenador Frontier del Laboratorio Nacional de Oak Ridge en Illinois, con un rendimiento estándar de 1,353 exaFLOPS, pero no se compara con la monstruosa capacidad de El Capitán. Con más de 11 millones de núcleos de procesamiento y gráficos distribuidos en 44,544 unidades de procesamiento acelerado, este gigante está equipado con tarjetas gráficas AMD CDNA3 y memoria de gran ancho de banda, revolucionando la forma en que se procesan los datos en el ámbito militar y científico.

La llegada de El Capitán no solo es un triunfo tecnológico; también plantea preguntas sobre el futuro de la inteligencia artificial y la fórmula que utilizarán los países para mantener su seguridad. ¿Estamos preparados para los desafíos que planteará esta nueva era de supercomputación? ¡El tiempo lo dirá!