Asturias se enfrenta a una situación demográfica crítica que no se puede pasar por alto. A pesar del aumento en la llegada de inmigrantes que han aportado un alivio temporal a las cifras de población, la región sigue sumergida en una profunda crisis de natalidad. Las estadísticas revelan que, en los últimos veinte años, la población autóctona de entre 20 y 39 años se ha reducido a la mitad. Este desolador descenso implica la pérdida de más de 150,000 jóvenes, pasando de 295,153 personas en 2003 a tan solo 143,407 al comenzar 2024.

Alejandro Macarrón Larumbe, experto demógrafo y fundador de la Fundación Renacimiento Demográfico, ha presentado estas cifras, subrayando la gravedad de la crisis. Sin embargo, si también consideramos a los inmigrantes nacidos en el extranjero, la situación se torna aún más sombría: en 2003, había 313,962 jóvenes en esta franja de edad y en 2024 se espera que la cifra no supere los 180,000, lo que representa una caída cercana al 43%.

Comparando con el resto de España, la situación de Asturias es alarmante. Durante el mismo periodo, el país ha perdido 4,5 millones de habitantes autóctonos en el mismo rango de edad, pero ningún otro territorio ha sufrido un descenso tan devastador. Asturias lidera la penosa estadística con un descenso del 52.2%, seguido de cerca por el País Vasco, Castilla y León, Galicia y Cantabria.

Pero no todo son malas noticias, ya que se observan ligeros indicios de mejora en la tasa de nacimientos para 2024. Hasta noviembre de este año, se han registrado 4,306 nacimientos, lo que representa un leve aumento en comparación con el año pasado. No obstante, la cifra de fallecimientos también ha crecido, alcanzando las 12,056 muertes, lo que contrarresta cualquier posible avance en el crecimiento poblacional.

La situación exige una respuesta urgente de las autoridades para revertir esta tendencia. Asturias, que ha sido históricamente un lugar de riqueza cultural y potencial humano, corre el riesgo de convertirse en una región desolada por la fuga de talento joven. ¿Qué medidas se tomarán para detener esta hemorragia y revitalizar el futuro de una comunidad que se siente cada vez más vacía? La respuesta a esta inquietante pregunta es crucial para los asturianos.