(CNN) - El papa Francisco ha comenzado su viaje de cuatro días a Bélgica y Luxemburgo, donde abordará el difícil tema de los abusos sexuales clericales y los retos que enfrenta la Iglesia en una Europa cada vez más secularizada.

A sus 87 años, el pontífice regresa a Europa menos de dos semanas después de su extensa gira por el sudeste asiático y el Pacífico, donde fue recibido con entusiasmo. Sin embargo, su visita a Bélgica y Luxemburgo presenta un contexto más complejo.

Bélgica, un país con una profunda tradición católica, ha sido sacudido por escándalos de abusos en la última década. Las estadísticas más recientes revelan que, aunque la mitad de la población se considera católica, únicamente el 8,9% asiste a misa mensualmente. Este cambio en la práctica religiosa ha creado un ambiente propicio para el debate sobre el futuro de la Iglesia.

Durante su estancia, Francisco se reunirá de manera privada con 15 sobrevivientes de abusos sexuales cometidos por el clero. Además, se espera que el tema de los abusos sea parte central de sus discursos, brindando así una plataforma a las voces de quienes han sufrido en el silencio. Desde el escándalo inicial en 2010, en el que el exobispo Roger Vangheluwe admitió haber abusado de dos de sus sobrinos, Bélgica ha enfrentado diversas investigaciones estatales y eclesiásticas sobre estos problemas, lo que ha impactado fuertemente en la confianza del público hacia la Iglesia.

La visita del papa es también una oportunidad para revitalizar la misión católica en un país con valores cada vez más secularizados. No es sorprendente que los obispos belgas se hayan alineado con la postura inclusiva del papa, y ya han comenzado a ofrecer bendiciones a parejas del mismo sexo antes del esperado pronunciamiento papal. Se anticipa que durante su estancia, Francisco apoyará esta apertura y explorará nuevas maneras de que la Iglesia interactúe con una cultura moderna, en lugar de mostrarse como una entidad combativa.

El papa llegó a Luxemburgo el jueves y, tras una serie de reuniones con líderes políticos y la comunidad católica, se desplaza a Bruselas. Su agenda incluye un encuentro con el rey Felipe, y se dará un tiempo para dialogar con líderes de la política belga. Además, visitará dos universidades católicas, ya que su visita coincide con la celebración del 600 aniversario de la Universidad Católica de Lovaina.

El domingo 29 de septiembre, el papa sostendrá una conversación privada con el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y posteriormente oficiará una misa al aire libre en el estadio Rey Badouin, donde la Iglesia católica espera una gran afluencia de fieles, con 32.000 entradas ya reservadas para el evento.

En el camino hacia Luxemburgo, el papa no interactuó individualmente con los periodistas como es habitual, lo que podría deberse a su reciente estado de salud que lo llevó a cancelar algunos compromisos. A pesar de sus limitaciones físicas, continúa su labor pastoral, siempre agradeciendo a los medios por su dedicación.

Este viaje no solo representa un reto, sino una oportunidad de sanación y renovación en medio de un panorama complicado. ¿Podrá el papa Francisco recuperar la confianza del pueblo católico en Bélgica?